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Espacios Políticos, Año X, número 17, agosto de 2018, pp. 75-94

La corrupción: la tentación que más lucra y seduce

acerquemos a esos mundos que, 
en principio, nos pueden provocar 
miedo. Todo ello supone que nos 
hagamos «amigos de los pobres», 
de los empobrecidos, porque como 
decía Ignacio, esto nos hace amigos 
del Rey eternal. La amistad con la 
gente necesitada es el lubricante 
para querer luchar por un mundo más 
justo, libre de corrupción, para todas 
y todos.

Tenemos que hacernos, como 
nos señala el Papa, amigos de los 
marginados, olvidados y de los 
indigentes si queremos llegar alguna 
vez a entenderlos y ayudarles; y sobre 
todo, si queremos comprender por qué 
Dios siente de hecho un afecto especial 
por quienes la sociedad descarta como 
menos importantes o por completo 
insignificantes (Cfr. Por una economía 
global justa. Construir sociedades 
sostenibles e inclusivas. Promotio 
Iustitiae.
 121, 2016. Informe Especial.).

Con estos valores así asumidos por 

las personas y por los grupos humanos, 
puede construirse y estructurarse un 
sistema de «moralidad» que mine la 
fuerza de la corrupción. La conciencia 
personal y colectiva, por tanto, es el 
principal bastión contra la corrupción.

De importancia capital es superar 

a todo nivel, la cultura de la impunidad. 
Los pasos incluyen exponer 
públicamente el comportamiento 
ilícito, castigar al culpable y establecer 
códigos éticos. Hay que fomentar 
una conciencia civil promoviendo 

una sociedad regida por la ley, que 
debe sustentarse en la justicia y en el  
bien común.

4.4 La elaboración de 

tejidos sociales 
impregnados de los 
valores humanos

El tejido social es un instrumento de 

análisis y de acción para la generación 
de sociedades alternativas. El tejido 
social tiene una fuerza muy grande. 
Lo básico en todo ello es que la meta 
sea que los agentes sociales de base 
se fortifiquen. Hay que evitar que 
personas académicas o no vinculadas 
a esos movimientos queramos 
intervenir haciendo propuestas. Son 
los mismos agentes ciudadanos los 
que deben desarrollarse en analizar 
y tomar decisiones ya
 que intuyen 
cómo hacerlo a su modo. Esto tiende 
a durar más.

Sin embargo, es necesario nuestro 

aporte como agentes externos y es 
entonces crucial estar atentos a los 
surgimientos de diversas situaciones 
límites o de urgencia, para observar 
cómo la gente encuentra soluciones 
con sus propios medios y sus 
pequeños esbozos de organicidad. 
Estas «urgencias» pueden ser luchas 
por la defensa de la tierra, del papel 
de la mujer, de la reivindicación 
étnica, una catástrofe, la lucha por el 
agua… La lucha contra la corrupción. 
Este es el primer hilo del tejido.