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Espacios Políticos, año X, número 16, noviembre de 2017, pp. 63-76

Sobre las reformas a la ley electoral y de partidos políticos

la invalidez de la asamblea; el 
cuórum para que se instale la 
Asamblea Nacional y pueda tomar 
resoluciones, debe ser de dos 
terceras partes de los delegados 
acreditados por las organizaciones 
partidarias municipales vigentes; 
que las resoluciones del Comité 
Ejecutivo Nacional, se adopten por 
mayoría del total de sus miembros; 
que las asambleas nacionales, se 
instalen y adopten resoluciones, 
únicamente si hay presencia de 
dos terceras partes de los afiliados; 
ordenar como causal de cancelación 
de un partido la campaña anticipada, 
infracción a las normas de 
financiamiento, la gravedad de las 
faltas cometidas y su reincidencia; 
ordenar que el inspector general 
se constituya como querellante 
adhesivo; establecer que, en materia 
política, el amparo procede cuando 
se vulneran derechos reconocidos 
por la ley o por los estatutos de las 
organizaciones políticas; ordenar 
la nulidad de la elección de alcalde 
si recae en funcionario o empleado 
público que ejerza cargo en el 
municipio donde se ha postulado 
o que lo hubiere ejercido durante 
los tres meses antes de la fecha 
de la convocatoria a elecciones; 
prohibiciones: integrar los órganos 
partidarios, «con afiliados que sean 
parientes entre sí, hasta el cuarto 
grado de consanguinidad y segundo 

de afinidad»

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; que una misma 

persona pueda ocupar más de un 
cargo en más de uno de los órganos 
permanentes; que el secretario 
general y los secretarios generales 
departamentales y municipales, 
únicamente puedan ejercer el cargo 
por dos períodos, ya sea en forma 
consecutiva o alterna; además, 
define el carácter de los comités 
cívicos, 

como 

organizaciones 

políticas de carácter temporal.

Analizadas y valoradas las 

iniciativas 

rechazadas, 

puede 

arribarse a la conclusión que, por su 
contenido y forma, representaban 
un avance significativo en la 
democratización de los partidos 
políticos, y, consecuentemente, 
en la democracia electoral del 
país. Las reformas y adiciones 
explicitadas en el párrafo anterior, 
no podían rechazarse por causas 
jurídicas, puesto que contaban 
con opinión favorable de la 
Corte de Constitucionalidad; por 
consiguiente, es altamente probable 
que hubiera causas ideológicas y 
políticas que se reflejaron en el voto 
de los diputados.

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 ibid.