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Aquiles Linares M.

Espacios Políticos, año X, número 16, noviembre de 2017, pp. 63-76

de condiciones subjetivas se hizo 
evidente, no hubo orientación de 
ninguna organización; por lo tanto, 
alcanzado el objetivo generalizado 
de las renuncias de presidente y 
vicepresidenta, la desmovilización 
era la consecuencia a esperar, y, a la 
presente fecha, pese a iniciativas de 
diversos sectores de la sociedad civil, 
convocar a la ciudadanía a expresarse 
en la plaza, no ha fructificado.

Ante el citado carácter, 

es posible afirmar que es muy 
probable que la ciudadanía no haya 
convergido explicitando demandas 
políticas y jurídicas consensuadas 
y exigencias concretas de reformas 
o adiciones a la Ley Electoral y de 
Partidos Políticos. Asimismo, puede 
aseverarse que no es verdadera la 
interpretación general de que las 
reformas a la Ley Electoral y de 
Partidos Políticos aprobadas por el 
Congreso, cuyo origen reside en 
la iniciativa del Tribunal Supremo 
Electoral, no respondieran a las 
exigencias que la ciudadanía 
explicitó en la plaza. 

Escasas demandas jurídicas y 

políticas, nacidas en el seno de las 
manifestaciones, fueron adoptadas 
como suyas por el Tribunal Supremo 
Electoral e incluidas como propias 
en su iniciativa. Esta afirmación, en 
general, es verdadera, aún y cuando 

se observa que dicho tribunal 
propuso adicionar el Artículo 205 
Bis (del transfuguismo), aprobado 
por el Congreso y por ende vigente, 
el cual, intenta responder a una 
demanda expuesta en la plaza, pero 
objetivamente, su contenido y forma 
es totalmente extraña y no atingente 
a esta. Breve: las demandas de 
carácter jurídico y político de la plaza, 
fueron escasas, independientemente 
de que es altamente probable que 
las manifestaciones populares hayan 
alcanzado un objetivo inmediato: 
las renuncias del presidente y 
vicepresidenta de la República.

El Tribunal Supremo Electoral, 

en torno a propuestas de reformas 
y adiciones a la Ley Electoral y de 
Partidos Políticos, recibió iniciativas de 
diversos sectores de la sociedad civil, 
dentro de las cuales sobresalieron, 
por su seriedad, contenido y 
forma, las de Asies y la instancia 
hegemonizada por la Universidad de 
San Carlos de Guatemala. Algunas 
de las propuestas recibidas ‒en su 
contenido‒ coincidieron con la opinión 
del Tribunal Supremo Electoral y hubo 
otras que divergieron y motivaron 
varias reuniones con el objetivo de 
arribar a consensos. Admitiendo la 
heterogeneidad de la integración 
del Tribunal Supremo Electoral, 
reflejo de las condiciones objetivas 
y subjetivas del país, la cual se