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Espacios Políticos, año X, número 16, noviembre de 2017, pp. 63-76
Sobre las reformas a la ley electoral y de partidos políticos
explicitadas por la ciudadanía en
las calles de la ciudad. La historia
se escribió, y el presidente Morales,
sancionó el decreto y ordenó su
promulgación y publicación. Las
reformas y adiciones contenidas
en el Decreto 26-2016, inician su
vigencia, sin que se haya resuelto
el debate sobre la afirmación citada
supra.
En esta interpretación se
dibuja una hipótesis divergente a la
anteriormente explicitada en torno a
la influencia de las manifestaciones
populares de la plaza. Esencialmente,
la causa que motivó a la ciudadanía
a manifestarse en la plaza, fue la
cólera provocada por la divulgación
masiva de las graves sospechas de
que la vicepresidenta Roxana Baldetti
Elías, era responsable directa de
enormes actos de corrupción.
En esa senda interpretativa, es
altamente probable que en el curso
de las primeras jornadas sabatinas,
la demanda ciudadana se haya
centrado en exigir la renuncia de la
vicepresidenta.
Más tarde, la ciudadanía
demandó la renuncia y
procesamiento del presidente Otto
Fernando Pérez Molina y adicionó
otras exigencias, dentro de ellas,
convocar a Asamblea Nacional
Constituyente, reformar la Ley
Electoral y de Partidos Políticos, no
convocar a elecciones y fijar nueva
fecha para celebrarlas y, prohibir
la reelección de diputados y del
transfuguismo.
La ciudadanía reunida en
la plaza, provenía de diferentes
clases, capas y estratos sociales;
su extracción económico-social,
era heterogénea; luego, sus
intereses de clase eran diferentes.
Las concentraciones no fueron
convocadas por ningún sector
económico, político o social.
Se reunieron trabajadores e
intelectuales de diversa procedencia
y grado de organización social,
quienes probablemente se hayan
reunido por convicción personal,
pero no por alguna convocatoria
orgánica. Fue notoria la ausencia
de campesinos y la limitada
participación étnica.
Estudiantes de la Universidad
de San Carlos y de las universidades
privadas,
algunos
miembros
reconocidos de organizaciones
del Cacif, mujeres militantes y
participantes
independientes;
posiblemente participaron sin
responder a un llamamiento
específico. Por consiguiente, puede
afirmarse que, existiendo condiciones
objetivas para impulsar la posibilidad
de cambios profundos, la inexistencia