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Edgar Balsells
Espacios Políticos, año X, número 16, noviembre de 2017, pp. 51-62
opera la economía guatemalteca, y
que intenta ser atajada mediante
acciones como el denominado «Plan
para la Prosperidad», de los países
centroamericanos norteños y la Casa
Blanca, hoy con un incierto futuro
interno.
Tal y como Habermas lo indica,
son precisamente las relaciones de
poder actuales, las que no permiten la
emergencia de una moral universal, en
virtud de que las cuestiones morales
reclaman resultados institucionalizados,
como efectos tangibles de una ética
distinta, de la hoy convencional y de
generalizada vigencia
6
.
A pesar de diferencias en sus
presunciones valóricas, la carta
pastoral que se menciona supra
y la filosofía moral de Habermas,
convergen en la necesaria interacción
entre las esferas pública, privada y
estatal, dominada hoy esta última,
por una tecnocracia guiada por
principios económicos individualistas,
y la racionalidad de la administración.
En tal sentido, hay que hacer
notar que las esferas pública y la
privada son el espacio de la acción
comunicativa, en donde opera lo
que hoy se conoce como la sociedad
civil, sin embargo, la esfera estatal,
dominada por las relaciones de
poder imperantes, impide a menudo
6
ibid., pág. 17.
la integración sistémica de las tres
esferas.
Así: «los símbolos del dinero y
del poder, regidos por la teleología de
la razón instrumental, no sólo se han
hecho opacos a los procesos sociales
de comprensión intersubjetiva, sino
que irrumpen en ellos, los perturban,
los distorsionan»
7
.
Bajo el marco habermasiano
hay tres esferas en la vida social:
la pública, la privada y la estatal.
Todas ellas interactúan entre sí,
bajo relaciones de poder. Es en el
proceso de socialización y de acción
comunicativa en donde las mismas
entran en juego, y debieran hacerlo
bajo condiciones igualitarias:
Para preservar esta dimensión pública
proclamada con tanto ahinco por el
discurso moral, son indispensables
proyectos políticos, que actúen con
vistas a transformar profundamente
las formas de vida dominantes, y que
estén conducidas por una intención
moral práctica
8
.
Y hablando de ética y de filosofía
moral hay puntos de convergencia
en relación con la enseñanza social
de la Iglesia. Por ejemplo, en la
carta pastoral de la que hacemos
alusión supra, debe existir una
7
ibid., pág. 18.
8
ibid., pág. 17.