21

Juan Alberto Fuentes Knight

Espacios Políticos, año X, número 16, noviembre de 2017, pp. 3-22

organismos de control, como 

la Procuraduría General de la 

Nación. También hubo, como 

todos sabemos, una depuración 

del Poder Ejecutivo, parcial, 

y el extremo deterioro de la 

situación fiscal se detuvo más 

recientemente. Pero al mismo 

tiempo tenemos un Congreso sin 

cambios, sin una renovación de 

la clase política, y en materia de 

autoridades locales tampoco hay 

grandes cambios, reflejo de un 

sistema de partidos políticos que 

no se ha renovado.

Propongo cuatro prioridades 

para 

fortalecer 

al 

Estado, 

entendiendo que la fortaleza del 

Estado se basa en por lo menos 

dos componentes básicos, uno 

que es la legitimidad y otro que es 

el de los recursos.

Una primera prioridad o desafío 

sería continuar fortaleciendo el 

Estado de derecho, entendiendo 

que un Estado fuerte es el que 

respeta y hace valer la ley (en este 

caso con aliados externos), donde 

hay una institucionalidad nacional 

básica que está comenzando a 

funcionar mejor.

Segundo, conviene no perder 

de vista la posibilidad de reformar 

gradualmente al Estado y en este 

sentido la capacidad que tiene 

la Corte de Constitucionalidad 

de reinterpretar la Constitución 
es fundamental. En la medida 
que tuviéramos una Corte de 
Constitucionalidad 

visionaria, 

podríamos tener una Constitución 
que fuera reinterpretada a la luz 
de las necesidades actuales de 
Guatemala. 

Tercero, 

un 

desafío 

es 

fortalecer las finanzas públicas, 
y especialmente los ingresos. 
La SAT es el primer ingrediente 
absolutamente básico para hacerlo, 
y en ese campo observamos 
avances importantes. Pero hay que 
tomar en cuenta que ni siquiera el 
Estado mínimo de los neoliberales 
funciona con los recursos actuales. 

Finalmente, y esto va más allá 

de lo académico, es absolutamente 
fundamental renovar a la clase 
política para cambiar la correlación 
de fuerzas y realmente entrar a 
una refundación del Estado. Se 
trata de un desafío político y social 
que requiere una nueva estrategia 
de las fuerzas progresistas con el 
fin de lograr una recomposición de 
la correlación de fuerzas. Solo así 
podrá abrirse el espacio para crear 
un nuevo Estado que responda a 
las necesidades de la mayoría de 
la población.