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Juan Alberto Fuentes Knight
Espacios Políticos, año X, número 16, noviembre de 2017, pp. 3-22
organismos de control, como
la Procuraduría General de la
Nación. También hubo, como
todos sabemos, una depuración
del Poder Ejecutivo, parcial,
y el extremo deterioro de la
situación fiscal se detuvo más
recientemente. Pero al mismo
tiempo tenemos un Congreso sin
cambios, sin una renovación de
la clase política, y en materia de
autoridades locales tampoco hay
grandes cambios, reflejo de un
sistema de partidos políticos que
no se ha renovado.
Propongo cuatro prioridades
para
fortalecer
al
Estado,
entendiendo que la fortaleza del
Estado se basa en por lo menos
dos componentes básicos, uno
que es la legitimidad y otro que es
el de los recursos.
Una primera prioridad o desafío
sería continuar fortaleciendo el
Estado de derecho, entendiendo
que un Estado fuerte es el que
respeta y hace valer la ley (en este
caso con aliados externos), donde
hay una institucionalidad nacional
básica que está comenzando a
funcionar mejor.
Segundo, conviene no perder
de vista la posibilidad de reformar
gradualmente al Estado y en este
sentido la capacidad que tiene
la Corte de Constitucionalidad
de reinterpretar la Constitución
es fundamental. En la medida
que tuviéramos una Corte de
Constitucionalidad
visionaria,
podríamos tener una Constitución
que fuera reinterpretada a la luz
de las necesidades actuales de
Guatemala.
Tercero,
un
desafío
es
fortalecer las finanzas públicas,
y especialmente los ingresos.
La SAT es el primer ingrediente
absolutamente básico para hacerlo,
y en ese campo observamos
avances importantes. Pero hay que
tomar en cuenta que ni siquiera el
Estado mínimo de los neoliberales
funciona con los recursos actuales.
Finalmente, y esto va más allá
de lo académico, es absolutamente
fundamental renovar a la clase
política para cambiar la correlación
de fuerzas y realmente entrar a
una refundación del Estado. Se
trata de un desafío político y social
que requiere una nueva estrategia
de las fuerzas progresistas con el
fin de lograr una recomposición de
la correlación de fuerzas. Solo así
podrá abrirse el espacio para crear
un nuevo Estado que responda a
las necesidades de la mayoría de
la población.