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Juan Alberto Fuentes Knight

Espacios Políticos, año X, número 16, noviembre de 2017, pp. 3-22

de la crisis fiscal y del Ministerio 
de Salud incluso, se detuvieron  
las vacunaciones. 

Resulta realmente paradójico, 

y trágico, que la mortalidad de 
niños menores de cinco años y la 
mortalidad infantil parecen estar 
inversamente correlacionados 
al gasto público en servicios de 
salud. En otras palabras, estamos 
viendo lugares donde aumentó el 
gasto público en salud pero donde 
también aumentó la mortalidad 
infantil. En un sentido más 
amplio, la debilidad del Estado 
guatemalteco no hace más que 
reafirmar su carácter liberal 
tradicional, sin capacidad de tomar 
en cuenta las necesidades que 
surgen de una población plural.

Séptimo, la corrupción y la 

ineficiencia se extiende también a 
los proyectos de infraestructura. 
Por ejemplo, la evaluación de 16 
proyectos encontró un exceso, 
en promedio, de más del doble 
de presupuesto de lo que estaba 
especificado en los términos 
originales. Es decir, se gastó el 
doble en esos proyectos evaluados 
que lo que originalmente se había 
planificado. Y hay numerosos 
casos en que la correlación entre 
la ejecución de la inversión pública 
y la corrupción es altísima. 

En relación a la política fiscal 

tenemos un octavo elemento 

que muchas veces enorgullece 

a algunos de los personajes que 

favorecen una política fiscal y 

macroeconómica muy ortodoxa. 

Tenemos un déficit fiscal bajo, 

menor al 2% del PIB, y solo 

tuvimos uno un poco mayor, 

de más del 3%, en 2008-2009, 

que fue parte de una política 

contracíclica para enfrentar la 

crisis mundial. Pero incluso este 

nivel fue modesto. Estados Unidos 

llegó a tener un déficit del 9% del 

PIB y los países europeos también 

ampliaron sus déficits fiscales 

inicialmente. Guatemala lo más 

que llegó es a algo levemente 

superior al 3% y tiene ahora un 

déficit de aproximadamente un 

1.5% del PIB. 

Finalmente, los bajos déficits 

fiscales se reflejan en una deuda 

pública baja, porque el déficit hay 

que cubrirlo con deuda. La deuda 

pública en Guatemala como pro-

porción del PIB anda por el 25%, 

con una proporción más o me-

nos igual de deuda interna y deu-

da externa. Guatemala es el país 

menos endeudados de América 

Latina, y de hecho, el menos en-

deudado en Centroamérica. Si se 

mide la deuda con base en la ca-

pacidad de pagarla, con base en 

los impuestos que tiene el Gobier-

no, ahí sí encontramos amenazas.