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Espacios Políticos, año X, número 16, noviembre de 2017, pp. 3-22

La reforma del Estado en Guatemala desde las finanzas públicas 

la colonia hasta las dictaduras 

militares de 1970-1985. 

Un segundo factor es la 

debilidad del Estado de derecho 

en Guatemala. En la práctica 

persisten 

muchas 

prácticas 

informales, como son el racismo, 

la discriminación, la arbitrariedad, 

el despotismo. Hay una falta de 

voluntad de las élites de someterse 

a este Estado de derecho y hay 

dificultad de aceptar que el Estado 

sea un Estado fuerte: no un 

Estado despótico, sino un Estado 

que respeta la ley y que también 

hace valer la ley. Entre las élites es 

común encontrar un temor a que 

surja este Estado fuerte, imparcial, 

que no está sujeto al control de las 

élites pero sí al control de la ley. 

Ha habido, como tercer factor, 

una hegemonía del pensamiento 

neoliberal, especialmente notable 

a partir de la década de 1980, 

aunque ahora en decadencia ante 

los fracasos de las experiencias 

de liberalización a ultranza, 

reflejadas en el infeliz resultado 

de la implementación del llamado 

«Consenso de Washington» en 

América Latina. 

Y hay un cuarto factor, 

que comprende la influencia de 

los sectores corporativos y su 

falta de apertura ante políticas 

que puedan ser diferentes a 

las que corresponden al molde 

conceptual neoliberal. Pero como 

complemento y factor explicativo 

de ello hay que admitir que ha 

habido como contraparte una 

gran debilidad de organizaciones 

sociales, sindicales y de izquierda 

con la capacidad o el poder 

para plantear e implementar 

propuestas alternativas. No ha 

habido una articulación entre 

luchas sociales y luchas políticas, 

y las masacres y los asesinatos 

de líderes sociales y políticos 

de izquierda, incluyendo a 

muchísimos jóvenes a fines de 

la década de 1970 y principios 

de la de 1980, creó un legado de 

terror y apatía que dio lugar a un 

vacío que solamente de manera 

gradual se ha ido reconstruyendo 

posteriormente. A lo anterior 

se suma el clientelismo, que 

en años recientes amplió la 

base social de la corrupción 

y dificultó el surgimiento de 

grandes movimientos sociales 

alternativos. 

Paso ahora al tema de la 

fragilidad fiscal para reiterar 

algunos temas ya señalados. En 

síntesis, lo que quiero destacar 

y que ya he mencionado, es 

que hay una relación directa 

entre la debilidad del Estado y la 

fragilidad fiscal. Y esto tiene por 

lo menos 8 manifestaciones en el  

ámbito fiscal.