P. Eduardo Valdés Barría, S. J.
Espacios Políticos, año X, número 16, noviembre de 2017, pp. 111-113
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o no haya estado repleto de los
puntos de referencia del cariño, la
carencia, la falta del ser se vuelve
nostalgia. Al principio, actuar
correctamente es hacer primero lo
que se hace, después lo que se debe
hacer y por último, a veces, hacer lo
que se quiere por poco que se ame.
Esperar de las buenas maneras,
la urbanidad de los abuelos, a
la moral para llegar a la ética. La
moralidad nos libera de la urbanidad
llevándola a cabo, el amor libera
llevando a cabo la moralidad y la
ética y a no actuar como si amara,
sino todo volverlo servicio. El
servicio es mostrar la luz del amor
y todo volverlo detalle cariñoso que
se reparte y comparte.
Los invito a que nunca dejen
de amar y que los amen, gocen
el ser amados, queridos y de ahí
hagan su camino moral, ético, lo
virtuoso y el valor. Quizá por ahí
vayamos sintiendo lo que es el
infierno: carecer de este amor al
amar. Estamos perdidos, estamos
muertos. Posiblemente es la peor
perdición y, por ende, la peor
condenación. Sin amor para qué
serviría la moral, la ética, qué sería
de nuestras virtudes, nuestros
valores. Pensadores nos dicen que la
moral procede más del sentimiento
que de la lógica, más del corazón
que de la razón, y la propia razón
solo ordena (por la universalidad) o
solo sirve (por la prudencia) en la
medida en que deseamos amarnos.
Quizás el cielo es vivir, relacionarnos
y encontrarle sentido a todo y a
todos desde el amor. Para la línea
cristiana decir Dios es significar y
llevar a cabo el amor.
El amor es fundamento
primero y da sostén a la moral, al
deber, a la ley. Primero la madre y
su hijo, el color de los cuerpos y de
los corazones latiendo al unísono.
Primero el llanto, el hambre y
la leche. Primero la caricia que
tranquiliza y consuela, el gesto
que protege y alimenta. Primero
la voz que regala seguridad... es
nuestra madre que nos da a la luz
y de mamar. De ahí un hombre
sin violencia velando a un niño o a
una niña que duerme. El amor es
la fuente y el mejor fruto del ser
humano. Los invitamos a que sean
humanos. Así verán profesionales
buenos, futuros papás acogedores,
futuras
mamás
hospitalarias,
futuros esposos generosos, futuras
esposas prudentes… simplemente
seres humanos humildes, sencillos,
fieles y misericordiosos.