P. Eduardo Valdés Barría, S. J.
Espacios Políticos, año X, número 16, noviembre de 2017, pp. 111-113
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EL SERVICIO JUSTO DE
LA FE EN EL AMOR
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P. Eduardo Valdés Barría, S. J.*
C
ada graduación tiene su
historia porque recoge un
deber cumplido pero conlleva
una alegría. El deber nos hizo
recorrer la obligación donde la
voluntad de llegar a la meta prevista
sirvió de impulso y fuerza. A todos
y todas ustedes los felicito por
mantenerse firmes en ese camino
que hoy llega a su término como
deber realizado. Pero permítanme
ayudarlos a asumir otro deseo que
los ha guiado y sostenido hasta este
momento. Espero que también los
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Palabras P. Eduardo Valdés Barría, S. J., Graduación
Solemne, 25 de noviembre de 2016.
* Sacerdote jesuita, fue rector de la Universidad Cen-
troamericana de Nicaragua y de la Universidad Rafael
Landívar de Guatemala, hasta el 28 de febrero de 2017.
siga impulsando como graduados
(as), como profesionales y como
personas humanas: el sentimiento
del bien gustado y saboreado. Tanto
ese deber como ese sentimiento
del bien son necesarios, solidarios,
complementarios, y simétricos. Son
hermanos cuaches o gemelos. Sin
embargo, bien distintos; aunque
queremos que estén unidos en
su vida, en su trabajo y en la
historia que emprenden hoy como
graduados, es decir, ciudadanos que
hacen crecer su responsabilidad
ante nuestra sociedad, nuestro país
y nuestro mundo.
¿Qué estamos diciendo? o
¿qué deseamos para cada uno (a)
de ustedes? Que sean y construyan
la vida desde la alegría no desde la
tristeza. Para eso, los invitamos a
que se unan al deber ser buenos
profesionales, a la pura obediencia al
deber, el sentimiento de ser y hacer
todo de buen grado, es decir, darle
corazón al deber y a la moralidad.
Así seremos personas de virtud y
de valor. La obligación es un deber,
la virtud en libertad y el valor es
desplegar, regalar y compartir esa
libertad. Es decir, sigan actuando
por deber, sigan cumpliendo sus
metas, pero alcancen también hacer
el bien de buen grado y con alegría.
Sean personas serias por su