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 Revista Espacios Políticos

Se han documentado vínculos 

entre grupos del narcotráfico y políticos 

locales en muchos departamentos 

del país, principalmente en las zonas 

fronterizas, relacionados, a su vez, 

con empresas constructoras y redes 

negociantes de la salud, que a través 

de sobornos y financiamiento en la 

política se benefician de designación 

de obra pública.

A través del financiamiento 

político las estructuras criminales 

buscan ocupar posiciones clave 

en el Estado para diversificar sus 

negocios y el control o influencia 

en la institucionalidad de seguridad 

y justicia. Lo anterior les permite 

tener acceso a asignación de obra 

pública, lavar dinero e influir en los 

nombramientos de funcionarios de 

seguridad y justicia.

Por tanto, los funcionarios electos 

responden más a sus financistas 

que a sus electores. Los fondos 

provienen de corrupción y estructuras 

criminales.

En Guatemala el Estado es débil, 

frágil por la existencia de estructuras, 

redes sociales que han cooptado al 

Estado y que tienen su origen en 

el financiamiento de las campañas 

electorales, las cuales se incrustan 

en las instituciones del Estado para 

obtener 

beneficios 

particulares, 

desvirtuando la administración de 

la cuestión pública, lo que causa un 

impacto negativo en el gasto público 

y en la implementación de políticas 

públicas indispensables para el país.

Estas estructuras han debilitado 

las instituciones y ponen en riesgo el 

sistema democrático; tal es el caso 

en Guatemala de la red de crimen 

organizado denominada “la línea”, 

cuyo objetivo fue la defraudación 

fiscal en las aduanas, apropiándose 

ilícitamente de recursos del Estado, 

para el enriquecimiento ilícito de 

funcionarios públicos, a un alto nivel 

político.

Por tanto, se registra la pérdida 

de credibilidad y legitimidad no 

solo en los políticos y funcionarios 

públicos, sino en la institucionalidad, 

en las instancias que administran 

justicia y como consecuencia 

erosiona el Estado de Derecho por la 

corrupción e impunidad por parte de 

estructuras de políticos, empresarios 

y el narcotráfico. Aunado a que se 

cuestiona el sistema de pesos y 

contrapesos de la forma de gobierno, 

se cuestiona el sistema democrático.

Tal y como lo establece 

Rivera (2011), “se penetra el 

sistema político, al financiar las 

organizaciones criminales, campañas 

políticas, candidaturas a alcaldías 

y diputaciones y, en algunos casos, 

hasta candidaturas presidenciales, 

con el objetivo de mantener 

relaciones de poder que les asegure 

impunidad”,(p.18).

Y lo cito, en extenso:

Entre las principales actividades 
del crimen organizado se 
identifican la narcoactividad, 
el tráfico ilegal de migrantes y