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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
pobres de las zonas del noroeste
de país, colindante con México, se
dedican a la siembra de amapola
en grandes extensiones de terrenos
comunitarios, materia prima de la
que derivan el opio y la heroína. Sin
embargo lo relativo a la extensión de
terrenos dedicada a este cultivo aún
queda en incertidumbre debido en
gran parte a la poca información y
control de las autoridades nacionales,
aunque tal vez se puede aceptar el
que no hemos rebasado las 1,000
hectáreas ya que a la fecha no hemos
sido declarados o considerados como
país productor de amapola por las
instancias internacionales.
La producción ilícita de amapola,
según las autoridades guatemaltecas,
es propiciada por narcotraficantes
mexicanos quienes pagan altos réditos
a los campesinos por las cosechas
de esta planta, lógicamente muy
superiores a los que pudieran obtener
por cualquier otro tipo de cultivo
tradicional (según cifras estimativas
14 veces superiores). La idea de la
propuesta, lanzada por el gobierno
del general retirado y presidente
Otto Pérez Molina en 2012, puede ser
bien recibida al considerar y dedicar
esa producción en beneficio de los
connacionales por una producción
lícita y con un destino loable como
lo es el de la salud; con ello se
estaría convirtiendo esa producción,
actualmente fuera del contexto legal,
en una de desarrollo económico,
social y comunitaria, lo que a su vez
tendería a desfavorecer el crimen
organizado y sobre todo el control
de narcotraficantes extranjeros en el
país.
Es importante también resaltar
que la producción lícita conlleva una
serie de estrictos controles locales
e internacionales; sin embargo, su
utilización se destina, en su mayoría
por grandes farmacéuticas, hacia
países desarrollados, como Estados
Unidos, Japón y algunos de Europa,
por sus altos precios de venta.
La experiencia de otros
países puede hacer viable la
propuesta nacional de producir
lícitamente amapola en Guatemala
y de ellos aprender los procesos y
administración de la planta como
tal y sobre todo de sus derivados.
Pero para ello aún existen muchos
factores que quedan pendientes de
concretar y resolver tanto a nivel
nacional como internacional. Para
hacer de la producción ilícita de la
amapola una actividad legalizada,
además de la voluntad política y una
empresa farmacéutica interesada
en el proyecto, haría falta mucho
lobby por hacer, aspecto importante
del cual Guatemala parece no tener
mucha experiencia ni capacidad. Sin
embargo, un primer escenario podría
ser el de destinar la producción y