33
Revista Espacios Políticos
El camino más efectivo en busca
de la salud pública es poner las
drogas bajo el control de una
regulación responsable”, opina
el magnate Richard Branson.
(Jiménez, 2014).
La posición establecida por la
Comisión Global de Políticas sobre
Drogas en septiembre del año 2014,
(y evidenciada en este artículo
periodístico) ha cambiado en forma
sustancial el contexto internacional
en relación a la discusión sobre
cómo enfrentar el tema de las
drogas en el mundo. Ha resaltado
como punto esencial, el fracaso de
la “guerra contra las drogas” como
consecuencia principal de la postura
prohibicionista impulsada por algunos
países poderosos a finales de los años
ochenta –y aceptada por el resto de
países- en la Organización de Naciones
Unidas, ONU. En este contexto, han
establecido que esta postura punitiva
y represiva que ha degenerado a
lo largo de los años en una nueva
forma de “enfrentamiento armado”
que se ha desenvuelto en mayor
escala en los países “de tránsito”
que por casualidad o coincidencia
son países en vías de desarrollo. Es
en estos países –no en los países
consumidores- donde se ha pasado
de un control policial férreo a una
militarización de las políticas públicas
para enfrentar el llamado “problema
de las drogas”, y con esto ha llevado
además a que sea en estos territorios
donde se ha tenido la mayor cantidad
de muertos provenientes de un
incremento sustancial en la violencia
generada en relación al narcotráfico.
Esto por una sencilla razón, y es que
en el momento en el que los gobiernos
han declarado “la guerra contra el
narco”, los “narcos” han respondido
con más violencia, han adquirido
más armamento, han reclutado más
personas –ya no solo para el tráfico
sino- para construir los pequeños
ejércitos –o grandes en algunos
casos- que necesitan para enfrentar
esta dinámica gubernamental.
Este nuevo informe de la
Comisión resalta, como un primer
elemento, que esta política de
“guerra” debe modificarse para evitar
más resultados negativos, ya que
no solo se ha propiciado la violencia
en todo el mundo sino que no se ha
logrado el objetivo primordial que
era reducir la producción, el tránsito
y el consumo ilegales de drogas;
tomando en cuenta, además, que
según informes de la Fundación
Beckley, el 78.6 % de la población
mundial no tiene acceso a morfina u
otros opiáceos para controlar el dolor;
esto en países “pobres” mientras
que en EEUU solamente el 55 % de
la población no tiene acceso a estos
medicamentos.
El otro elemento resaltado por
el Informe de la Comisión es que la
postura prohibicionista ha “obligado” a
los Estados a emitir leyes con carácter
represivo y punitivo, tomando como
base el castigo a los traficantes de