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Revista Espacios Políticos
dicciones en su vigencia (Escohotado,
1986)
9
.
El prohibicionismo nacido en los
Estados Unidos, aunque extremo, no
es muy distinto al que se generó en
otros países de Europa, tal vez menos
predominante en sus dinámicas
sociales, pero igualmente proveniente
de las mismas formas de pensamiento
en tanto “estuvo asociada a causas
religiosas, médicas o nacionalistas.
El prohibicionismo contemporáneo
se relaciona con la utilización de la
interdicción de las drogas ilícitas
para conseguir resultados políticos,
justificar intervenciones de países,
certificar su conducta, condicionar
relaciones comerciales y salvar la cara
frente a violaciones depredadoras
o transgresiones flagrantes de los
derechos humanos” (Samper, 2013:
90).
9 “Desde su fundación, la División de Estupe-
facientes del Prohibition Unit, subsección del
Tesoro, se propuso cerrar cualquier institución
pública o privada dedicada a terapia de mante-
nimiento o gradual retirada, y encarcelar a los
médicos que recetasen opio, morfina y cocaína
salvo en casos absolutamente excepcionales, fi-
nalmente restringidos a cirugía, casos de gran
dolor momentáneo y terapia agónica. Eso deter-
mina una reacción entre el personal terapéuti-
co, que se percibe ya en el Medical Record, de
Nueva York, cuando en 1921 habla de los mé-
dicos como cabezas de turco de una sociedad
fanatizada, y advierte sobre ‹‹la creciente es-
clavización de la profesión médica››. El criterio
dominante era que el Gobierno estaba moles-
tando inútilmente a sus ciudadanos y ejercien-
do un poder injusto y extravagante. Apenas dos
años antes, el presidente de la Asociación Médi-
ca Americana proponía ‹‹tomar medidas contra
unos pocos miembros de la profesión, renegados
y depravados que, uniéndose al hampa, permi-
ten la subsistencia del diabólico e ilícito tráfico
de drogas››. (Escohotado, 1986, pp. 47-48).
2.3. Los intereses ideológicos
contagian, promueven y
apoyan en el sistema jurídico
de las naciones y acentúan
el desequilibrio en las
relaciones internacionales
La incidencia moralista y
puritanista en la lucha contra las
drogas incentivó similares parámetros
para la aplicación de normativas,
regulaciones, legislaciones, convenios
y tratados internacionales, pero la
criminalización del tema de drogas,
desde la producción, el tráfico y el
consumo, llevado a la penalización,
en la mayoría de los casos
extremadamente drástica, implicó un
rompimiento con costumbres, ritos,
culturas, e incluso con implicaciones
para personas bajo tratamiento médico
por afecciones físicas o psicológicas, y
promovió pensamientos, sentimientos
y actitudes sociales discriminativas,
excluyentes y conflictivas.
La historia nos muestra que ciertos
comportamientos relacionados
con el sexo, el disentimiento
político, la afirmación étnica o
el uso de ritos y sustancias de
escape han sido, a lo largo de la
historia, materias de diferentes
tratamientos normativos que
corresponden a paradigmas
morales distintos. En el caso
de las drogas, el problema es
que los juicios morales sobre
ellas han sido el resultado
de argumentaciones políticas