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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

ocurren mucho antes, precisamente 
en los propios orígenes de la lucha 
contra los agentes psicotrópicos. La 
convergencia del fundamentalismo 
religioso proveniente de las sectas 
evangélicas, el puritanismo convertido 
en un partido político hacia mediados 
del siglo XIX, precisamente llamado 
Partido Prohibicionista, y el sentimiento 
contra las minorías étnicas de viejas y 
nuevas migraciones: los irlandeses por 
el alcohol, los chinos por el opio, los 
negros por la cocaína y los mexicanos 
por la marihuana (Escohotado, 1986, 
p. 26). Para la región del oriente 
medio, también la fuente religiosa del 
fundamentalismo musulmán imprime 
su propia visión prohibicionista contra 
las drogas. Desde los Estados Unidos, 
la lucha contra las drogas se convierte 
en el mejor pretexto de un discurso 
y accionar moralista para combatir 
a quienes ponían en riesgo potencial 
sus propios intereses. Era necesario 
contener un catolicismo social, así 
como las expresiones de libertad 
en lo político, lo social y lo cultural, 
pero también a quienes podrían 
amenazar su propia existencia como 
élites tradicionales, forjadas como los 
primeros colonizadores.

2.2. El papel del mercado 

farmacéutico en el perfil 

ideológico del modelo 

prohibicionista

Ni el movimiento político y reli-

gioso serían suficientes motores mo-
ralistas, puritanistas y xenofóbicos 

sin el acompañamiento de poderosos 
intereses hegemonistas empresaria-
les. Efectivamente, detrás del prohi-
bicionismo temprano se parapetó una 
sistemática como tenaz lucha por los 
mercados mundiales por la materia 
prima. La gremial farmacéutica en 
una declaración de 1903 expresa que 
“el asesino que destruye el cuerpo 
de un hombre es un ángel compara-
do con el que destruye el alma y la 
mente de otro” (citado en: Escohota-
do, 1986, p. 27). Los resortes de los 
intereses de las grandes farmacéu-
ticas estadounidenses son evidentes 
nuevamente en la pugna cuando des-
de 1898 los Estados Unidos inicia la 
guerra contra España y conquista las 
Filipinas, Guam, Puerto Rico y Cuba 
(también en el mercado del tabaco). 
El expansionismo revestía entre otros 
argumentos del respectivo “comba-
te al opio”, pero que terminó como 
el conflicto con China entre 1902 y 
1905, con medidas de control la pro-
hibición para todo consumo no mé-
dico del opio. Sin embargo, políticos 
moralistas y médicos y farmacéuti-
cos, tuvieron en su camino múltiples 
encuentros y desencuentros. Duran-
te años la perspectiva prohibicionista 
se enfrentó también a las libertades 
constitucionales, buscando en ve-
ricuetos fiscales leyes ad hoc, que 
igualmente no tuvieron pocas contra-