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Imaginar al otro

H

ay una fantasmagoría recurrente a la cual terminamos 
dando la espalda de tanto que se repite, y es la de ese 

ejército de emigrantes centroamericanos que tratan, con 
permanente terquedad, de alcanzar la frontera mexicana con 
Estados Unidos, a pesar del muro, leyes, decretos, razias, y a 
riesgo de maltratos, secuestros, extorciones, humillaciones, y 
sobre todo, a riesgo de la vida; asesinados en el trayecto, muertos 
de asfixia dentro de contenedores, o de insolación y de sed en el 
desierto de Arizona. 

Es un viaje épico, pero la épica se construye con nombres de 
héroes, y estos héroes del infortunio, dispuesto a alcanzar la 
tierra mal prometida a cualquier precio, no tienen nombre. 
Representan estadísticas, son números. El drama de sus vidas, 
todo lo que significa el desarraigo, las penurias del viaje, el miedo, 
el peligro, la zozobra, la ansiedad, la angustia, la esperanza, van 
a dar a una abstracta suma total.

Las remesas enviadas el año pasado desde Estados Unidos a 
Centroamérica por esa masa humana de emigrantes, sumaron 
15 mil millones de dólares. Las de Guatemala crecieron  
16 % respecto al año anterior, y representan casi 7 mil millones. 
Es el país de la región que más recursos recibe en concepto 
de remesas. Sus exportaciones totales en bienes sumaron  
12 200 millones de dólares; o sea, que su principal producto de 
exportación es la gente. Sus propios habitantes. Y es lo mismo 
que ocurre en Honduras, El Salvador y Nicaragua.