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La promoción 

de la justicia

de ser útiles y reutilización de aquellos que pueden encontrar 
otros usos en la actividad cotidiana. Es también necesario 
considerar cómo la arquitectura puede ayudar a una reducción 
de la energía y a la captación y reutilización del agua. Este tipo 
de inversiones pueden ser económicamente más onerosas, 
pero no siempre, y en ocasiones, con el tiempo y el uso se 
recupera la inversión inicial. En todo caso, el criterio no puede 
ser exclusivamente económico.

A su vez, habrá ocasiones en que la institución universitaria deberá 
plantearse la necesidad de expresar abiertamente su opinión sobre 
algunas cuestiones públicas. Decía el P. Kolvenbach, (1991, p. 
266) “la universidad debe tener la valentía de expresar verdades 
incómodas… para salvaguardar el bien auténtico de la sociedad”. 
Este es un ámbito en el que las universidades de la Compañía 
pueden alzar una voz eclesial rigurosa y bien sustentada, apoyada 
sobre valores cristianos, que dialoga con otros agentes sociales, 
públicos o privados.

Cuando una universidad toma un posicionamiento público se 
desvela de pronto el tejido de relaciones que ha establecido con 
los poderes políticos, sociales y económicos, que expresarán 
su acuerdo o su malestar. En ocasiones, esos poderes pueden 
estar representados en los propios órganos de la universidad, 
ejerciendo presión para que se tomen o no determinadas 
posturas. Entonces se ponen a prueba las motivaciones últimas 
de la propia universidad, pues debe decidir cuáles son los valores 
que antepone.

En el Ateneo de Manila llevaron a cabo una investigación 
en el 2012 sobre la actividad minera en Filipinas. Llegaron