17

Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador, y algunas porciones 
de Nicaragua. Asimismo, esas áreas contienen una gran variedad 
de hábitats que dan lugar a una extraordinaria diversidad 
biológica, de tal suerte que Mesoamérica es una de las porciones 
bioculturales más ricas del planeta. Contrariamente a lo percibido 
en esa región, la población originaria se ha venido incrementado 
a tasas superiores a la de los promedios nacionales. En México, 
por ejemplo, la población indígena calculada exclusivamente por 
la lengua hablada fue de 8.5 millones en 1990 y 12.7 millones en 
2000. El censo nacional de 2010, donde se agrega la pregunta 
sobre la autoidentificación (¿usted se considera indígena?) 
registra casi 18 millones. De ese total, los datos censales indican 
que 7.6 millones son hablantes y 9.1 millones se autocalifican 
como indígenas, y que estos últimos viven fundamentalmente 
en las ciudades, en tanto que los primeros siguen habitando 
esencialmente en asentamientos rurales. Si a la cifra de México 
se agrega la población indígena de Guatemala, que es de unos 
8 millones y la de otros países, se alcanza un total en la región 
de unos 27 millones de mesoamericanos que hablan más de 300 
lenguas. Con una antigüedad de al menos 7 000 años, atestiguado 
por los procesos de domesticación del maíz y otras 100 a 150 
especies de plantas, los habitantes originarios de esta porción de 
la América Latina conforman una fuerza de resistencia cultural, 
y un reservorio de alteridad civilizatoria de enorme interés, 
según lo planteado en las secciones anteriores. 

Final

En Mesoamérica y en toda la América Latina, los modos 
alternativos de mirar el futuro parecen nutrirse de los valores, 
cosmovisiones, prácticas y formas societarias de los pueblos