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Espiritualidad civil
Él de una manera experiencial personal. Para ello, la
oración en
solitario es una necesidad. Obviamente que esta espiritualidad
necesita también de
experiencias estructuradas, como la que
podemos obtener en unos
Ejercicios Espirituales tal como nos los
dejó Ignacio. Allí, quien acompaña esta experiencia espiritual,
contribuye, como dice Ignacio de Loyola, a poner a la persona
directamente con el Creador.
Hay personas que -también por gracia- espontáneamente se
sienten en íntima comunión con el Dios que Jesús nos heredó.
Otras, en cambio, necesitan de una iniciación, de un proceso
que tiene en ocasiones un momento culminante. Los
Ejercicios
Espirituales de Ignacio pueden servir en este sentido como el
resorte hacia esa espiritualidad
26
.
Pero los
Ejercicios Espirituales exigen liberarnos de todas las negatividades
y traumas como primer paso. Suponen que ya hemos aprendido
desde el manantial, lo más íntimo de nuestros profundos
deseos. Cuentan con que ya nos vemos también desde el sueño
que Dios tiene para con cada uno. Pero además, precisan de
otra experiencia que también es vital: haber palpado muy de
cerca, el dolor de las personas que sufren, la indignación por
encontrarnos con una humanidad tan destrozada y por un mundo
al que estamos destruyendo. Todo ello también se obtiene de
experiencias de “cólera santa”, como la de los profetas frente
al mal del mundo y a los responsables de ello. Esto se recibe
como regalo al estar en cercanía con los que más sufren, que es
26 Para una exposición de los
Ejercicios Espirituales en clave de justicia, creo que es
sugerente el libro de mi autoría: Cabarrús Pellecer, C. R. (2013).
Puestos con el Hijo. Guía
para un mes de ejercicios en clave de justicia. Bilbao: Desclée de Brower. Se ha publicado en
otras ediciones y está también traducido al portugués con el nombre de
Sob a Bandeira
do Filho. Ediciones Loyola. Brasil, 1997