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Por otra parte, hay que tomar en cuenta que
la fuerza de esos grupos,
no se basa en la “rigidez” de los planteamientos políticos y de la
desconfianza
a priori, de establecer alianzas, sino la flexibilidad que
aprovecha coyunturas e intersticios en las estructuras que es lo que,
como a la palmera, le genera firmeza y solidez.
Algo que no hemos tocado es
el problema de las diferentes culturas
que va más allá de los credos religiosos. Esto tiene que ver
con el mismo enfoque del diálogo con otras religiones, que
sobre todo en países de oriente tiene mucha relevancia.
21
En
ello,
la plataforma ideal aun para el dialogo intercultural, podría ser esta
espiritualidad civil, que serviría de escenario de unificación, sin
lugar a dudas. La religión y la cultura pueden ser riquezas muy
valiosas pero tienden con todo, a dividir. De allí la importancia
de instancias que unifiquen en lo fundamental.
IX. La dimensión cristiana e ignaciana
de los valores
22
Claro está, que en una universidad o un centro de formación de
inspiración cristiana y de cuño jesuítico, a ese fundamento de la
espiritualidad civil se le pueden añadir los alientos que Jesús de
Nazareth nos comunicó con sus palabras y gestos, que engarzan
perfectamente en todo lo que, desde los valores humanos,
nosotros podemos aportar a la acción de Dios.
21 El libro de Dupuis, J. (2000).
Hacia una teología del pluralismo religioso. Ed. Sal Terrae.
Es sumamente sugerente para estudiar esta temática.
22 Esta parte que sigue pueden dejarla a un lado quienes no creen. Con lo anterior de
este trabajo, basta para la presenetación de la espiritualidad civil. Este último apartado
toca elementos de la fe en Jesús que pudiera molestar a algunos de los lectores. Me
excuso si acaso hiero sensibilidades, pero creo oportuno de todos modos ofrecerlo a
quien se acerca a este texto.