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Espiritualidad civil

más allá de lo presente. Abrirse a esta dimensión da también 
más fuerza al “sentido” al que ya nos hemos referido. Con todo, 
este elemento no es esencial para la espiritualidad civil. Eso es 
parte de nuestra fe y esperanza cristianas.

Obviamente 

lo “estético” puede ser también una fuente de elevación 

del espíritu. Y cuna de esta espiritualidad. En el salmo 56, antes 
citado, se despertaba la aurora, 

se apresuraba a la luz del día, con la 

cítara y el arpa. La música para mí, es el color del espíritu. Puede 
acrecentar la espiritualidad. Lo mismo se diga de la poesía, de la 
danza y del arte en general.

VI. Definición operativa de valor

Pero el camino más directo para habitar esa “espiritualidad 
civil” es el 

“vivir los valores humanos”, a los que sólo se llega por 

experiencias, no a través de una clase, ni de una instrucción, 
sino experimentándolos

17

Cuando hablamos de valores estamos haciendo relación a 
ciertas fuerzas –virtudes, según su significado en latín- que 
tienen existencia en sí mismas y que pueden atraernos. Para 
poder hablar de valores, permítanme dar una 

definición operativa 

de lo que es un valor. No pretendo hacer una fundamentación 
filosófica de los mismos. 

El valor es una realidad a la que se le pone 

precio. No se pone precio como lo hace la economía de manera 
inhumana sino de una manera en que el corazón aprecia y 
crece. Atrae, gusta. Sin embargo, los valores implican seriedad y 

17 Esto está trabajado en varios libros de mi autoría como en Cabarrús Pellecer, C. 

R. (2006). 

La danza de los íntimos deseos, siendo persona en plenitud. Bilbao: Desclée de 

Brouwer. Así como también en el artículo intitulado “Experiméntenlo todo, quédense 

con lo mejor”, Ed. Heguian, Vitoria. Hay también ediciones de la Universidad Rafael 

Landívar y también en Argentina y México.