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y también de la naturaleza. Es también 

en ese manantial donde se 

encuentra la voz de la conciencia, que es el sonido tintineante del 
manantial que va indicando qué me hace crecer y qué me genera 
muerte, para eso concreto que soy yo… Y en el fondo de ese 
manantial, para los que somos creyentes, se encuentra el Agua 
Viva que es Dios. Sacaran agua, de las fuentes de la salvación 
(cfr. Is 12, 6).

Otro regalo del manantial, importantísimo, es que 

la conciencia 

se ensancha con los valores, desde los cuales brota la necesidad 
de transformar la realidad. Y esa realidad se potencia, 
principalmente, al unir nuestras fuerzas con los que hacen 
política desde el sin poder

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El gran acompañante hacia esa espiritualidad es “el silencio”

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que no es solipsismo. Si no somos capaces de entrar en los 
vericuetos de nuestra existencia, apartándonos del ruido, de las 
imágenes, de los distractores, hay poca posibilidad de cultivar 
esta espiritualidad. Y por lo tanto, de 

buscar en ese silencio, y sobre 

todo en la quietud, la fuerza que nos lance, junto con las demás 
personas a la transformación.

Otro sendero empinado, para entrenarse en esta “espiritualidad 
civil”, es el 

haber vivido “situaciones límite”. Enfermedades graves, 

tribulaciones, secuestros, muertes de familiares y amigos, 
terremotos, tsunamis. Es allí donde puede brotar algo que 
quizás es lo más difícil de creer, aun en las religiones: intuir un 

15 Para profundizar en todo este aspecto de compromiso emanado de la 

transformación personal y de una espiritualidad “jesúanica”, puede servir el libro de 

mi autoría, Cabarrús Pellecer, C. R. (2008). 

Haciendo política desde el sin poder. Bilbao: 

Desclée de Brouwer.
16 El libro de d´Ors, P. (2013). 

Biografía del silencio. Breve ensayo sobre meditación. Editorial 

Siruela. El núm. 25, puede dar pistas en este sentido.