22

Espiritualidad civil

Séptimo. La espiritualidad civil tiene un talante neurálgico de 
“compasión” con el dolor y el sufrimiento. No sólo vibra de 
indignación ante todo lo malo, lo injusto; sino que esa compasión 
lleva a querer transformar al yo profundo y a las sociedades. 
Esa compasión brinda la 

posibilidad de dar y pedir el perdón. Eso 

es reflejo de Jesús, que es precisamente en la tortura de la cruz 
que perdona a los que lo están torturando. Teresa de Calcuta es 
señera en esto.

Octavo. La espiritualidad civil posee el rasgo de la “paz” 
como finalidad de la acción. El 

shalom de la mentalidad judía. 

Una paz entendida como la llegada a una sociedad donde hay 
dignificación de las personas y de la Tierra, donde se excluye 
cualquier forma de explotación y donde se da un lugar bueno 
para vivir: la eutopía. Pero también la paz, como vehículo y 
medio para lograr las metas. Esta paz se expresa en 

generación 

de concordia, pese a las diferencias y desavenencias. Shalom es paz 
completa, es salud, es ausencia de temor. ¡Todo se ha completado 
por fin! Luther King fue un heraldo notable en esta búsqueda 
constante de la paz, con medios pacíficos.

Noveno. Una característica muy importante de la persona con 
espiritualidad civil es que encuentra fuerza grande para actuar, 
gracias a sus deseos. 

El deseo es una sensación muy peculiar. Es 

una emoción que se convierte en anhelo de querer lograr algo 
que atrae y seduce. Conlleva en sí misma, un empuje y un resorte 
que hace saltar hacia la acción. Se contrapone a la desgana o 
a la inapetencia, que también es una sensación, pero esta, en 
cambio, embota. Si quisiéramos comparar el deseo con algo, se 
diría que es como un muelle, un disparador que catapulta a la 
persona a la acción. El pánico, por el contario, deja estática a la