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coherente y sincera; se deja impactar por quien está en desventaja. 
Vive de acuerdo con lo que dice. El presidente de Uruguay, José 
Mujica es una muestra impresionante de este rasgo.

Quinto. Esta espiritualidad genera “libertad” de esclavitudes, de 
adicciones, de miedos; sobre todo de paradigmas para analizar 
e incidir en la realidad. Ignacio escribía un texto poco citado: 
“conserva la libertad en cualquier lugar, y ante cualquiera, sin 
tener en cuenta a nadie; sino siempre ten libertad de espíritu 
ante lo que tienes delante; y no la pierdas por impedimento 
alguno: nunca falles a eso”

10

. Es capaz de enriquecerse con las 

sugerencias e ideas de los demás. Instintivamente la persona con 
esta espiritualidad civil, 

integra los pareceres y no los impone. Este 

talante ayuda a ejercer liderazgos ejemplares. Nuestro actual 
papa, Francisco, es un gran ejemplo con su libertad, impregnada 
de simpatía y nada estridente, pese a todo.

Sexto. Hay en esta espiritualidad, un sentimiento de 
“universalidad”, de hermanamiento con la humanidad, con la 
naturaleza y hasta con el cosmos, más allá de las diferencias de 
clase, de etnia, de religión, de color de piel o de cultura. 

Rasgo de 

esta espiritualidad es, sobre todo el amor. Quien tiene esta espiritualidad 
elige amar por principio, y esto se traduce en un modo de ser en 
que el amor plenifica todo. Por eso se es capaz de encontrar en 
todas las cosas, razón para admirar y amar. Francisco de Asís, es 
emblemático en este rasgo.

10 Son poco conocidas unas reglas presentadas en el volumen XII de las cartas de 

San Ignacio, en el Apéndice 6, págs. 678-679. Son siete reglas que describen actitudes 

que pueden traducirse en normas concretas de comportamiento. Podríamos definirlas 

como el gran “presupuesto” de todo jesuita si quiere ser instrumento válido para la 

misión. Debemos este descubrimiento al P. Chércoles. Presentamos la 5ª de estas reglas.