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Espiritualidad civil
que primordialmente vela por su automantenimiento, con
unas restricciones y reglamentaciones, por ejemplo, con
los sacramentos y servicios de culto, de manera fría y rígida.
Todo ello ha propiciado la fuga de fieles de las instituciones
eclesiásticas tradicionales. Ya el papa Francisco ha conminado a
los que él denomina “pastores que no huelen a oveja”
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; es decir,
a sacerdotes y religiosos que no están en medio de la gente,
sobretodo de las personas sencillas y de los más necesitados;
que no conviven con su rebaño, con su grey.
La llamada “vida religiosa”, por su parte, en la mayoría de los
casos, se ha visto menguada a causa de la falta de vocaciones,
por lo menos en Europa y muchos países latinoamericanos. Se
tiene además, el flagelo del envejecimiento de los aún creyentes
y los pastores. Los grandes relatos y las grandes utopías se
vuelven ya parte de la historia. El devenir es lo importante y
todo se mueve a una velocidad supersónica en todos los ámbitos
de la técnica, del saber y de la movilización. Esto dificulta una
vida de entrega, de vivencia de las cosas más trascendentes y
más hondas de la vida.
Obviamente en muchos de los casos, esta falta de vocaciones
en la Iglesia católica, obedece a juventudes que no tienen como
visión de futuro, un interés de servicio a la gente. Sacrificio,
5 Homilía pronunciada en la Misa Crismal del 28 de marzo de 2013, celebrada en
el Vaticano, en la cual dijo: “Todos conocemos la diferencia: el intermediario y el
gestor «ya tienen su paga», y como no ponen en juego la propia piel ni el propio
corazón, tampoco reciben un agradecimiento afectuoso que nace del corazón. De
aquí procede, precisamente, la insatisfacción de algunos, que terminan siendo tristes,
curas tristes, y convertidos en una especie de coleccionistas de antigüedades o de
novedades, en vez de ser pastores con «olor a oveja» -esto os pido: que seáis pastores
con «olor a oveja», que esto se perciba-, en vez de ser pastores en medio de su propio
rebaño y pescadores de hombres”.