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Espiritualidad civil

sonidos que vuelven obtusas las conciencias. Allí no hay lugar 
para la reflexión profunda y menos para saber estar en silencio. 
Con todo, lo que está de manifiesto es la casi infinita oferta 
de experiencias “religiosas” de diversas corrientes, que sirven 
como a la carta, un menú de vivencias ligadas muchas veces a 
manifestaciones que dicen proceder del espíritu o de los espíritus 
buenos y malos. Y por otra parte, nuestro tiempo ha generado 
una cultura religiosa muy libre -y esto aun en las iglesias más 
históricas- que “escoge” lo que le parece de las iglesias nuevas o 
de las antiguas, dejando de lado lo que no gusta. Todo eso casi 
sin ningún sentimiento de culpa

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. Las religiones han perdido 

-felizmente- la posibilidad de excomulgar o excluir a los que no 
creen a pie juntillas.

Con todo, las nuevas ofertas religiosas responden a una necesidad 
de sentido en la vida, una búsqueda de asociaciones que sean un 
paliativo a las problemáticas económicas de subsistencia nunca 
satisfechas, y lugares donde pueda salir y expresarse el mundo 
de la subjetividad. Hay deseos de formación de grupos y de 
identidades. Eso tiene su aspecto positivo para ellos. Sin embargo, 
esas religiosidades lo que hacen es, a la corta o a la larga, fomentar 
fragmentación social, que es lo que impide poder realizar acciones 
conjuntas para “salvar el mundo y a las personas sumidas en la 
absoluta exclusión”. He allí el gran problema.

3 Es interesante revisar los resultados de la encuesta que mandó realizar el papa 

Francisco a la población católica, donde se notan concepciones muy diferentes 

sobre los temas de sexualidad, familia, matrimonios de gente que habiendo estado 

divorciados se vuelven a casar, etc. Lo que manifiesta la encuesta es la inmensa 

pluralidad de opiniones, y lo que llama más la atención, es cómo se establecen 

diferencias muy pronunciadas en las diferentes latitudes del mundo. Es obvio que 

esto es clara muestra que por una parte, aun estando todas esas opinones dentro del 

marco de la Iglesia católica, no solo hay teologías diferentes -y a veces opuestas- sino 

prácticas que son ya muy libres, que denotan que se viven según la concepción y la 

moral de cada quien. Cosa inconcebible hace algunas décadas.