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no se impone por su insistencia machacona ni, en el extremo 
opuesto, por cualidades eximias, sino por su calidad humana, 
trasciende por su humanidad consumada.

Los sacramentos de Jesús

Hemos asentado que la posibilidad actual de fe está ligada a la 
proclamación de Jesús que llevan a cabo testigos, imbuidos de su 
mismo espíritu. Esta posibilidad se concreta cuando el que escucha, 
escucha con fe, fe posibilitada, no silo por el espíritu que impulsa a 
los testigos sino por secundar los oyentes al movimiento del espíritu, 
que también alienta en ellos.

Esto es lo básico; pero además, complementariamente, existen hoy 
presencias simbólicas de Jesús, que demandan nuestra fe y a las que 
podemos y debemos dar fe. Vamos a explicar esta posibilidad abierta 
para los que no convivimos con él mientras anduvo en nuestra tierra.

Actualmente no vemos a Jesús porque, como dijo el ángel a las 
mujeres, “no está aquí”. Vive, resucitado, en la comunidad divina. 
Pero sí existen sacramentos de su presencia. Los sacramentos son 
presencia real en la ausencia real: como no está en su persona, está 
realmente en el sacramento. En eso consiste esa presencia que hemos 
calificado de simbólica. Por tanto, además de la presencia del espíritu 
en los testigos, sí nos podemos relacionar en fe realmente con él, 
presente en sus sacramentos.

Los sacramentos de Jesús (no hablamos de los de la Iglesia) son 
cuatro y están orgánicamente imbricados. El primero tiene un 
carácter absoluto y atemático, es decir, que es independiente de la 
conciencia que se tenga sobre él. Jesús es servido o dejado de servir