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Así pues, en este contexto queda claro que el agradecimiento no 
es un acto de vasallaje ante un favor recibido, sino la respuesta 
proporcionada a la acción del que da, ya que lo que da es una 
gracia, un don gratuito. El agradecimiento es literalmente hacerse 
cargo de la gracia recibida y corresponder con la gracia de su 
presencia y acatamiento. Es un encuentro de libertades y dones: 
los del dador y los del que corresponde. En este sentido literal, 
que es también el sentido teológico, no hay agradecimiento 
que no sea libre y gratuito, aunque se de como respuesta. No 
es, pues, una respuesta automática ni obligada; es un acto tan 
personal, libre y trascendente como lo fue el don.

La gratitud se expresa como vida de fe, que consiste no solo en 
ponernos en las manos de Dios, sino también en ser dignos de 
fe para los demás.

11. El salvado por la fe, se convierte en seguidor 

 

(Mc. 10, 46-52)

11

Jesús sale de Jericó hacia Jerusalén, escoltado por el gentío que 
no quiere dejarlo. Todos van contentos sintiéndose agraciados 
por la presencia de Jesús. Al sentir el alboroto, un ciego que 
estaba sentado al borde del camino, pregunta a los que vienen 
delante qué es lo que pasa. Ellos le responden orgullosos que 
es Jesús de Nazaret. Al oírlo, el ciego, que había oído hablar de 
él, de su corazón misericordioso, y lo tenía como un enviado de 
Dios, para reanimar a todos los que estaban postrados, sintió 
que era la ocasión de su vida; que Dios lo había puesto en su 

11 Navarro, oc, 381-391; Gnilka, oc, 125-131; Taylor, oc, 534-538; Bovon, oc, 311-

326; Pagola, oc, 2, Marcos. DDB, Bilbao 2011, 202-208.