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Dios, personificada en Jesús. La calidad de su misericordia, que 
desborda absolutamente los requerimientos de su estatus, le hace 
concebir una fe que desborda absolutamente las posibilidades 
humanas.

Así pues, al alabar Jesús su fe y ponerla por encima de la fe 
de los del pueblo de Dios, está reconociendo la calidad de su 
misericordia, que la ha suscitado, concretándola como fe, no en 
un poder desnudo, sino en el poder dador de vida, recreador, 
humanizador.

Desgraciadamente no se suele tener en cuenta esta ligación entre 
fe y amor y, más en concreto, entre fe y amor misericordioso, y 
por eso, o bien se la considera como dar asentimiento a verdades, 
o como apoyarse en la omnipotencia de un poder más allá del 
bien y del mal. No es esa la fe del centurión, que alaba Jesús.

6. La fe que busca entender logra que Jesús se abra a 

posibilidades que no había contemplado (Mt. 15, 21-31)

6

Jesús ha roto con las autoridades y sale de Palestina para 
procesar la nueva etapa que se abre, y para que sus discípulos 
se hagan cargo de las dificultades crecientes que van a tener 
que afrontar. Por eso quiere pasar desapercibido. Sin embargo, 
una mujer lo reconoce y le suplica a grandes voces que saque el 
demonio que trae postrada a su hija. Se lo pide como Mesías de 
Israel: “¡Señor, hijo de David, ten compasión de mí!”. Jesús no 

6 Navarro, oc, 266-280; Gnilka, oc, 337-244; Pellegrini, 

Mujeres sin nombre en los evan-

gelios canónicos, en: Navarro y Perroni, Los evangelios/narraciones e historia. EVD, Estella 

2011, 413-415, Luz, oc, 565-575; Bonnard, oc, 347-351; Grilli-Langner, 399-403; 

Calduch-Benegas, oc, 35-51; Pagola, oc, 

1, Mateo, PPC, Madrid 2011, 168-174.