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Pero es que, además, ellos son paradigmáticos: las relaciones
de fe en Jesús que se entablan en las diversas escenas de los
evangelios o la falta de fe en Jesús en la relación con él, ilustran
las diversas posibilidades que se nos ofrecen también hoy a
nosotros.
Por eso, vamos a referirnos a ellas de un modo sistemático.
1. Sus paisanos no creen en él (Mc. 6, 1-6)
1
Marcos cierra la breve crónica de su retorno a Nazaret, después
de la salida para ser bautizado por Juan, manifestando que Jesús
se extrañó de su falta de fe. Se sintió decepcionado, dolido,
incluso, podemos decir, escandalizado. Él quería a su gente:
había convivido con ellos treinta años dándoles lo mejor de sí y
recibiendo agradecido su convivialidad y las ayudas que le habían
proporcionado. No se había ido porque el pueblo se le había
quedado pequeño y quería ir a un ambiente más estimulante.
Había sentido la llamada de su Padre en la proclamación del
bautismo de penitencia por parte de Juan y había confesado los
pecados en el río con todo el dolor del mundo porque había
metido en su corazón a sus paisanos, a todo Israel y, en él, a
todo el mundo. Por eso, como sentía a su Padre en el fondo
de su corazón, le dolía tener en él como hermanos a quienes
no vivían como deben hacerlo los que son su pueblo y pidió
1 Navarro,
Marcos. EVD, Estella 2006, 209-217; Gnilka, El evangelio según san
Marcos I. Sígueme, Salamanca 1986, 262-273; Taylor, Evangelio según san Marcos.
Cristiandad, Madrid 1979, 344-349; Marcus,
Marcos (1-8). Sígueme, Salamanca 2010,
431-440; Bovon,
El evangelio según san Lucas I. Sígueme, Salamanca 1995, 305-310;
Fitzmyer,
El evangelio según San Lucas II, Cristiandad, Madrid 1987, 422-449; Pagola, El
camino abierto por Jesús, 2, Marcos. DDB, Bilbao 2011, 80-86; Grilli-Langner, Comentario
al evangelio de Mateo. EVD, Estella 2011, 371-373.