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A esa luz, durante estos cincuenta años hemos estado a favor 
y lo seguiremos estando, de la fuerza de la razón, de la preemi-
nencia del saber y de las ciencias, del imperativo ético formal y 
concreto, de la reivindicación de nuestra pluriculturalidad como 
país, de la necesidad del diálogo y el entendimiento, de una in-
teracción social racional, empática, democrática y constructiva. 

¿Qué ha impulsado a nuestra mística? Su inspiración última. La 
explicita nuestra misión: somos una universidad de inspiración 
cristiana, visión católica y tradición jesuita. Tal como plantea el 
evangelista Lucas, cuya fiesta celebra hoy la Iglesia. El reinado 
de Dios en nuestras vidas ocurre mediante una historia de salva-
ción en la que vamos siendo “sanados” de lo que nos enferma 
como personas y como sociedades. Contribuir académica y for-
mativamente a ese proceso nos sentimos movidos e inspirados. 
Es a lo que intelectualmente nos hemos comprometido. Ayer, 
hoy y mañana. Contribución que muestre la articulación entre fe 
y razón, entre fe y ciencias, entre ética y tecnología, entre saber 
e implicación histórica. Y contribuir jalonados y animados por 
el 

magis ignaciano. 

Esta tarde vamos a realizar un reconocimiento a quienes han 
velado por el recto derrotero y la fecundidad de nuestra “mística 
universitaria”. Así como a quienes mediante su ejercicio profe-
sional, intelectual y ciudadano, han testimoniado sintonía con 
ella y han demostrado su mordiente y su actualidad. A ellos y a 
todo el pueblo de Guatemala que han confiado y que confían en 
nosotros como institución que intenta servir universitariamente, 
les estamos muy agradecidos. Y, por supuesto, la gratitud central