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Lo que comenzó con 138 estudiantes cuenta hoy con más de
27,000; y lo que se inició en la ciudad capital está hoy presente
en once lugares del país. Son ya más de 36,000 egresados y ti-
tulados.
Es enorme el esfuerzo y firme el compromiso que ello manifies-
ta por parte de los diversos equipos de colaboradores landivaria-
nos, que a través de la investigación, la docencia y la proyección
social, han hecho lo que la Universidad Rafael Landívar es hoy.
Las circunstancias externas y las posibilidades internas han ido
variando con el paso del tiempo. Pero, una cosa ha permanecido
constante y se ha tornado cada vez más intensa, diáfana y honda
en nosotros, lo que podríamos calificar como nuestra “mística
universitaria”.
En este día de efeméride me excuso de no listarles un consolidado
de logros o de exponerles los programas y actividades en que
estamos actualmente inmersos, o de presentarles cuáles son
los desafíos y retos concretos que a mediano y largo plazo
vislumbramos.
Antes bien, permítanme compartirles unas breves reflexiones
sobre lo que ha sido en el pasado, es en nuestro presente, y
será en nuestro proyectado futuro, el motor dinamizador,
la brújula orientadora, la savia nutriente de nuestra tarea
institucional. Me refiero a eso que he calificado, rápidamente,
como “mística universitaria”. ¿Cuál es y en qué consiste nuestra
“mística landivariana”? Si la “mística religiosa” hace referencia
a la vivencia y a la relación íntima con la divinidad, la “mística