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Me he sentido, como es natural, un tanto indeciso sobre la per-
tinencia de que sea yo quien tenga el privilegio de brindar esta
lección inaugural, siendo, como soy, un académico peruano, es
decir, alguien que no necesariamente conoce tan cercanamente
como quisiera la historia de esta casa de estudios y de la socie-
dad en la cual ella ha nacido y crecido.
He querido convencerme, sin embargo, de que a falta de mejo-
res títulos, pueden ser suficientes aquellos que brindan la amis-
tad y el afecto, y es por tanto en calidad de amigo sincero de
esta universidad que me he animado a usar esta ocasión ante la
muy generosa invitación de sus autoridades, en particular, del
señor rector, padre Rolando Alvarado, y de la señora vicerrec-
tora académica, doctora Lucrecia Méndez.
El tema que voy a abordar en esta ceremonia por la cual se da
inicio al año académico 2011 es el de “Universidad, palabra y
ciudadanía”. La palabra y la ciudadanía son conceptos que in-
teresan a la universidad porque, como veremos, por un lado, el
compromiso con la palabra se halla en las raíces mismas de su
identidad -de su
ethos- y, por otro, la palabra es el fundamento
de la política y la condición ciudadana. Ahora bien, antes de
ahondar en las particulares relaciones que se establecen entre
los términos implicados, quisiera hacer algunas consideraciones
sobre la situación que atraviesan hoy, la democracia y la ciuda-
danía en nuestra región.