B. Planifi cación de la ciudad global
De acuerdo con Sassen, en virtud del reconocimiento de la
“ciudadanía”, una persona tiene derechos y deberes derivados
de su pertenencia a una comunidad de base territorial y cultural.
Los “ciudadanos” son iguales entre sí, no pudiendo distinguirse
entre ellos. La ciudadanía acepta la diferencia, no la desigualdad.
Convivir en la ciudad requiere un mínimo de pautas comunes y de
tolerancia ante la diversidad. El reconocimiento de la ciudadanía,
se origina en las ciudades, caracterizadas por densidad, diversidad
y autogobierno. En la ciudad se dan procesos de cohesión social.
La ciudad es históricamente lugar de la política, de ejercicio del
poder, es anterior al Estado y probablemente destinada a durar más
que los Estados en sus formas actuales. Sin instituciones fuertes y
representativas no hay ciudadanía.
La igualdad requiere una acción pública permanente, las
libertades urbanas soportan mal las exclusiones que generan las
desigualdades económicas, sociales o culturales. La ciudadanía
va estrechamente vinculada a la democracia representativa y
participativa para poder realizar sus promesas.
De acuerdo con Sassen,
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los ejes centrales de la ciudad son:
1) Una oferta de infraestructura, que provea conectividad interna
y externa, y servicios básicos de calidad que puedan sostener la
vida.
2) Una atracción productiva, que permita la llegada e instalación
de empresas globales, aprovechando las potencialidades
territoriales, para atraer nuevas actividades generadoras de
empleo, y creadoras de valor añadido, con un cierto nivel de
competitividad.
3) Una oferta poblacional, lo cual supone una inversión social
priorizada en la persona (educación y capacitación); de quienes,
de acuerdo con Glaeser, son el centro y fi n de la ciudad.
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Idem.
JUAN JOSÉ MORALES RUIZ
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