[…] engañoso el signifi cado de la afi rmación de que el hombre ha 
creado su civilización, ello señala solo se puede justifi car solamente si el 
hombre hubiese creado la civilización deliberadamente, con completo 
conocimiento de lo que estaba haciendo, o si por lo menos hubiese 
conocido claramente la manera de mantenerla. 

Asimismo, se afi rma que la idea de que el hombre se 

encuentra dotado de una mente capaz de concebir y crear 
civilizaciones es fundamentalmente falsa. Además, Hayek afi rma 
que se podría asegurar que la concepción del hombre que 
construye deliberadamente su civilización, brota de un erróneo 
intelectualismo. Finalmente agrega que cuanto más civilizados 
somos, más ignorancia acusamos de las realidades en que se basa el 
funcionamiento de la civilización.

En ese orden de ideas, Hayek desecha la teoría racionalista de la 

planifi cación, y acoge el pensamiento de una teoría evolucionista; 
de esa forma califi ca como enemigos de la libertad a quienes creen 
que todas las instituciones útiles son solo las deliberadamente 
ideadas, y critica a quienes no pueden concebir nada efi caz para 
los propósitos humanos, que no hayan sido precedidos de una 
consciente planifi cación.

Los hombres no se pueden rediseñar a sí mismos, pero sí 

pueden rediseñar las instituciones, especialmente cuando la 
posibilidad de rediseño de la institución se encontraba prevista en 
su propia conceptualización. La existencia de metanormas para las 
instituciones puede identifi carse en el texto constitucional o legal, 
en el antecedente legal o en la propia costumbre.

Cuando no podemos identifi 

car la forma en que las 

instituciones pueden ser cambiadas, decimos que las metanormas 
son implícitas. La ausencia de metanormas no implica una parálisis 
evolutiva, pero la evolución espontánea deja en manos del destino 
la forma en que la adaptación sucede.

razón humana es independiente de la naturaleza y posee conocimientos y capacidad de 
razonar independientes de la experiencia”. Hayek, Friedrich, Fundamentos de la libertad
6ª. ed., Madrid, Unión Editorial, 1998, p. 49. 

JUAN JOSÉ MORALES RUIZ

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