vivientes. De esa forma, señala que así como las instituciones son 
conjuntos de normas, que constriñen y dirigen el comportamiento 
de los agentes económicos, especifi cando los derechos y los métodos 
para asignar, benefi ciar, transformar, y transferir los recursos para 
satisfacer las preferencias; los genes son conjuntos de normas que 
constriñen y dirigen el comportamiento de los organismos vivientes, 
especifi cando acciones y habilidades para encontrar, asegurar, y 
utilizar recursos para especifi car las necesidades naturales.

Tanto las instituciones como los genes incorporan metanormas, 

porque especifi can la forma de modifi carse. De esa forma, la 
Constitución especifi ca la forma en que la misma puede llegar a ser 
modifi cada (tal el caso de una consulta popular o de una mayoría 
especial por el Congreso) y los genes incluyen la forma en que los 
mismos pueden recombinarse (variaciones genéticas).

Por la razón que el ambiente cambia constantemente, las 

economías al igual que las especies deben evolucionar o morir. 
El desarrollo, puede defi nirse según Schreiner como una auto-
modifi cación que promueve la supervivencia en el corto plazo, sin 
comprometer la habilidad en el largo plazo, para seguir o continuar 
modifi cándose.

Una norma sin una metanorma es como el caso de un contrato 

que no especifi có la forma de ser modifi cado. Puede modifi carse, 
pero dependerá del poder de negociación de las partes, y no de 
los derechos previamente establecidos por ellas; por lo anterior, 
la modifi cación ocurrirá abruptamente, y no en forma lineal o 
continua. El resultado descansa en la suerte, más que en el diseño, 
y de esa forma, el cambio ocurrirá más tarde que temprano, para 
salvar la vida del contrato, o bien la salud de la economía.

Adicionalmente a la utilidad del concepto biológico de los 

genes, como forma para llegar a entender la manera en que ocurre la 
“evolución”, y en forma similar, la importancia que para ello tienen 
las metanormas, Schreiner presenta el familiar concepto biológico 
de la “muerte” como trascendente en el proceso evolutivo, como 
supuesto necesario para que pueda ocurrir una más efi ciente 

JUAN JOSÉ MORALES RUIZ

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