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M.A. MARIA LIZ MOLINA BARRIOS

Civilis, destacándose por sus concepciones del derecho y estilos de 
enseñanzas las escuelas de los glosadores y los comentaristas y los 
estudios realizados en Alemania en el siglo 

XIX

. Con el resurgimien-

to del derecho romano a través de su estudio en las universidades 
europeas, inició la creación de la familia jurídica romano-germánica.

A. 

Escuela de los glosadores 

Esta escuela inició con Irnerio, quien al estudiar el derecho 

justinianeo en los textos originales, hacía a un lado los extractos y 
los epítomes, con la fi nalidad de establecer lo que consideraba como 
el signifi cado correcto de la compilación justinianea. A estos comen-
tarios y anotaciones marginales o interlineales se les llamó glosas, lo 
que motivó que a dicha escuela se le denominara ‘de los glosadores’. 

 “Esta escuela se inició con Irnerio en Bolonia, en el siglo xi y culminó 

con Acursio en el siglo xiii. La preocupación básica de los glosadores fue 
enseñar el derecho romano justinianeo, convirtiéndolo en un ‘derecho 
universitario’
”.

32

En el siglo 

XIII

 fi nalizan su labor e inician con la recopilación de 

las glosas anteriores. 

 “De las obras publicadas por dicha escuela, la más famosa es la denomi-

nada Glosa Grande o Glosa de Acursio, compuesta por este jurista hacia 
el año 1260 y en la cual reúne todas las glosas de sus predecesores
”.

33

Los estudios de esta escuela son muy importantes, ya que moti-

varon el estudio del derecho romano justinianeo en las universidades 
europeas, los cuales se realizaron generalmente sobre las glosas y no 
sobre los textos originales.

B. 

Escuela de los postglosadores 

Esta escuela también es conocida como escuela de los comentaristas 

bartolistas. Surgió en el Siglo 

XIV

 en la ciudad de Perusa (actualmente 

en Italia), con el profesor de Derecho Bártolo de Saxoferrato, quien se 
dedica a generalizar y elaborar una teoría del derecho, que tuvo como 

32 Mejía Dávila, Marco Vinicio, op. cit., nota 30, p. 49.
33 Morineau Idearte, Marta e Iglesias González, Román, op. cit., nota 2, p. 25.