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MGTR. RONEL EMILIO ESTRADA ARRIAZA
de vecindad, que fue el documento de identifi cación personal de los
guatemaltecos desde los años cuarenta hasta el 2013, en la casilla
que indicaba la profesión de las mujeres, únicamente se les escribía
“ofi cios domésticos”, sin precisar ninguna otra profesión a menos
que la mujer hubiera terminado la educación secundaria, entonces
se le colocaba “educación media”. Esta situación no le era aplicada a
los hombres, a quienes se les colocaba una ocupación más específi ca
como agricultor, ganadero, maestro o bien la palabra “empleado”, con
lo cual se puede establecer claramente la diferencia en la actividad
laboral que desempeñaban hombres y mujeres.
Si bien es cierto que en Guatemala a mediados del siglo XX se
buscó de alguna manera que mujeres accedieran a la educación en
diversas formas, esto fue solamente en la clase social alta, no así en los
demás estratos de la sociedad. Aunque es verdad que las profesiones
como medicina y derecho abrieron sus puertas para que se gradua-
ran las primeras médicas y abogadas, esto fue limitado, como ya se
indicó, a un pequeño número de mujeres de un estrato social alto, no
así a la generalidad puesto que la mayoría de mujeres no tuvieron
oportunidades de acceder ni a la educación primaria, mucho menos
a una educación universitaria. Así, el concepto de igualdad entre
hombres y mujeres en la sociedad guatemalteca en la época previa a
la globalización era casi inexistente y fue hasta que la infl uencia de
un mundo más globalizado llegó a permear la sociedad guatemalteca
cuando se modifi caron las ideas de igualdad.
Si bien es cierto, ya para la década de los años sesenta las mujeres
habían obtenido algunos logros en educación, trabajo y política, los
mismos habían sido demasiado limitados. Por ejemplo, en educación
existía la posibilidad de acceso de las mujeres a la educación primaria,
secundaria y universitaria, pero no existían muchas oportunidades
ya que casi todas se concentraba en la capital guatemalteca y otras
pocas ciudades importantes, por lo que muchas mujeres solamente
lograban educarse en primaria, no así en la secundaria. Asimismo,
existían profesiones estereotipadas para mujeres, como secretaria,
maestra, enfermera, por mencionar algunas de ellas. Además, polí-
ticamente, las mujeres que sabían leer y escribir podían votar pero
no eran propuestas para cargos públicos.