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INTRODUCCIÓN
datos que aparecen en el artículo, la política de regulación de cuotas
no consigue nunca que el porcentaje arbitrariamente elegido, 10, 20,
30% de mujeres en las listas, se traduzca en cargos electos. Lo mismo
sucede con la “presencia equilibrada”, eufemismo para hablar de
un 40% de cuota de mujeres. En este caso tampoco se consigue que
haya un 40% de mujeres diputadas o senadoras, parece que solo las
listas paritarias, 50% en orden de prelación, consiguen aquello que
pretenden, mujeres representantes de toda la ciudadanía. No es que
será la única fórmula, ni tan siquiera sufi ciente pero sí necesaria, la
presencia de las mujeres es necesaria. Podemos decir que hemos sido
capaces de desarrollar potentes instrumentos jurídicos para favorecer
la igualdad de género pero nos encontramos sin la necesaria voluntad
política para implementarlos con seriedad. Legislar en la dirección
que se señala en la novena y décima conclusiones de este artículo. De
lo que se trata es de transformar el poder y las relaciones de poder
entre hombres y mujeres de forma pacífi ca.
Y si la cosa no estaba clara, los artículos de la Mgtr. Sarama-
ría Estrada Artola, del Mgtr. Edgar Orlando Ruano Godoy y del
Mgtr. Gustavo Antonio Ordóñez Nájera aterrizan en una cuestión
concreta, sin duda la mayor lacra social: la violencia que ejercen los
hombres contra las mujeres en nuestras sociedades patriarcales. Digo
la mayor, porque no podemos olvidar que en cualquier situación
terrible, terrorífi ca, en la que se encuentre un grupo humano (por
ejemplo, los y las refugiadas sirias en estos momentos), las mujeres
padecen un plus de violencia.
En la línea de lo dicho hasta el momento, la Mgtr. Saramaría
Estrada Artola nos presenta las nuevas leyes contra el feminicidio
como acciones positivas permitidas por los ordenamientos jurídicos
de los Estados sociales y democráticos de derecho. Acciones que no
atentan contra el principio de igualdad ni la interdicción de discrimi-
nación. Leyes que reconocen los derechos humanos de las mujeres,
otorgándoles de esta manera una parte de su humanidad sustraída.
El doctorando Edgar Orlando Ruano Godoy nos ofrece el aná-
lisis de un caso práctico donde nos muestra los claros vínculos que
existen entre la violencia de género y la desigualdad de mujeres y
hombres. La violencia de género es la peor de las consecuencias de
la desigualdad, por lo que no nos debe extrañar que las medidas