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Introducción

Dra. Arantza Campos Rubio 

Hace dos años fui invitada a escribir la introducción de esta 

publicación. En aquel momento acepté la invitación con orgullo y 
placer, en esta ocasión lo hago con cierto sentido de la responsabilidad 
y compromiso con las y los estudiantes que cursaron la asignatura de 
Teoría feminista del derecho que impartí en 2013 en Guatemala, en el 
ámbito de la II Cohorte del Doctorado en Derecho de la Universidad 
Rafael Landívar y la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Uni-
bertsitatea
, así como con las universidades de las que formamos parte. 

¿Por qué hablo de responsabilidad y compromiso? No creo que 

sea una cuestión menor que por segunda vez esta revista tenga a bien 
tratar esta temática. Entiendo que supone un renovado compromiso 
con el esfuerzo intelectual realizado por estas doctorandas y docto-
randos en su empeño de que las ciencias jurídicas no se queden al 
margen de la necesaria y urgente tarea que supone revisar y cons-
truir las producciones culturales de las sociedades patriarcales que 
obstaculizan el cambio hacia una sociedad donde mujeres y hombres 
puedan vivir en igualdad.

Desde que las primeras feministas, las sufragistas, iniciaran 

su lucha a favor de los derechos de las mujeres en las sociedades 
patriarcales, no ha cesado de crecer el interés de las personas que 
dentro de la academia y más concretamente dentro del ámbito del 
derecho, la jurisprudencia y la sociología (la Teoría y/o Filosofía 
Feminista del Derecho o si se quiere con las Teorías y/o Filosofías 
Feministas del Derecho) se ocupan y preocupan de algunas de las 
cuestiones que las feministas han conseguido poner en el centro del 
debate jurídico, político y ético. Este número de la revista es un claro 
ejemplo de lo dicho. Ya no se trata sólo de denunciar la situación de