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Instituto de Investigación y Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Sociales (IIJ)

respectiva notificación. La primera notificación se hizo cuando sus apelaciones a nivel 

interno aún se encontraban pendientes de resolución; la segunda notificación ocurrió 

cuando sus peticiones ante la Comisión Interamericana se encontraban pendientes de 

resolución, siendo esto a juicio de la Corte Interamericana un trato cruel en violación del 

artículo 5 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 de esta.

e. Dacosta Cadogan vs. Barbados (2009)

Los hechos del presente caso se iniciaron el 18 de mayo de 2005 cuando la Corte 

Suprema de Barbados declaró a Tyrone DaCosta Cadogan culpable de homicidio. El 

señor Dacosta fue condenado a la pena de muerte por horca, conforme a la Ley de 

Delitos contra la Persona, la cual establecía la pena de muerte como castigo obligatorio 

para el delito de homicidio. De acuerdo con una cláusula de exclusión en la Constitución 

de Barbados, los tribunales nacionales no pueden declarar inválida la pena de muerte 

obligatoria. Asimismo, la salud mental del señor DaCosta Cadogan nunca fue evaluada 

detalladamente durante el proceso penal en su contra, a pesar de que se presentó prueba 

que indicaba que el acusado había estado consumiendo una cantidad excesiva de alcohol 

el día de los hechos, y que tenía la intención de realizar un robo con el propósito de 

conseguir dinero para comprar más alcohol

121

.

En relación con el caso, la Corte resolvió que Barbados:
e.1) Violó los derechos reconocidos

 en el artículo 4.1 y 4.2 de la CADH, en relación con 

el artículo 1.1 de la misma; la Corte reiteró el criterio establecido en la sentencia del caso 

Boyce y otros sobre las violaciones a los mismos derechos.
e.2) Incumplió el artículo 2 de la CADH, en relación con los artículos 1.1, 4.1, 4.2 y 25.1 

de la misma; la Corte Interamericana se limitó a reiterar el criterio ya sentado, en virtud 

de que en el caso Boyce y otros, ya se había pronunciado sobre la sección 2 de la Ley 

de Delitos Contra la Persona y la sección 26 de la Constitución de Barbados.
e.3) Vulneró los derechos reconocidos en el artículo 8.1, 8.2.c y 8.2.f de la CADH, en 

relación con los artículos 1.1 y 4.1 de la misma. La Corte observó que el Estado violó 

el derecho del señor DaCosta Cadogan a las garantías judiciales reconocidas en las 

disposiciones citadas porque durante el proceso penal no se le efectuó una evaluación 

detallada sobre su salud mental, que pudo haberle permitido alegar en su defensa atenuantes 

de responsabilidad, sobre todo porque el señor Dacosta Cadogan, durante el proceso de 

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Corte Interamericana de Derechos Humanos, «Pena de muerte», 

op. cit., p. 17, fecha de consulta: 10 

de octubre de 2018.