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Instituto de Investigación y Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Sociales (IIJ)

de «delincuente nato», pues como indica Alejandro Rodríguez, tales extremos han 
sido discutidos científicamente por otros estudios que los han calificado de falsos. Tal 
posición, en todo caso, refleja la ausencia de justificación axiológica que viola la dignidad 
de la persona humana

36

Si se asumiera la existencia o veracidad de una «raza criminal» o la categoría de «delincuente 
nato», los mismos serían inimputables a tenor del ordenamiento jurídico penal guatemalteco, 
porque carecerían de culpabilidad de los actos que realizan

37

. El citado jurista presenta un 

estudio que demuestra que el 98% de condenados a muerte en Estados Unidos, a quienes 
se les conmutó la pena en 1972, no volvieron a delinquir contra la vida (y el 80% no 
cometió delito alguno), por lo que si se hubiese ejecutado su sentencia hubiese sido un 
grave error

38

Ergo, aquellos condenados a pena capital sí eran corregibles. 

El 10 de octubre de 2017, al expresarse en contra de la teoría de la prevención especial 
que propugna que la pena capital evitará que el criminal de ilícitos graves vuela delinquir, 
António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, 
manifestó que «la pena de muerte sirve poco para ayudar a las víctimas o para disuadir 
de la comisión de crímenes»

39

En relación con la posición de la pena de muerte a nivel mundial, Amnistía Internacional 
indica que hubo una disminución del 17% de las personas condenadas a muerte en 
2017 (2591) en relación con el 2016 (3117); y por segundo año consecutivo descendió 
el número de países en los cuales se imponía la pena capital: 61 en 2015, 55 en 2016 y 
53 en 2017

40

 (el caso de Guatemala está clasificado, según dicha organización, como 

país abolicionista solo para los delitos comunes)

41

. Estas cifras evidencian que año con 

año son más los países que derogan la pena de muerte motivados en que atenta contra 

36 

Ibidem, pp. 61-62. 

37 

El artículo 23 del Código Penal de Guatemala establece, en su parte conducente, lo siguiente: «No 

es imputable: …2º. Quien en el momento de la acción u omisión, no posea, a causa de enfermedad 

mental, de desarrollo síquico incompleto o retardado o de trastorno mental transitorio, la capacidad 

de comprender el carácter ilícito del hecho o de determinarse de acuerdo con esa comprensión, salvo 

que el trastorno mental transitorio, haya sido buscado de propósito por el agente». Congreso de la 

República de Guatemala, decreto número 17-73 y sus reformas, Código Penal.

38 

Rodríguez, Alejandro, 

La pena de muerte en Guatemala, op. cit., pp. 63-64.

39 

Amnistía Internacional, 

Condenas a muerte y ejecuciones, México, 2017, p. 3. 

40 

Ibidem, p. 5.

41 

Ibidem, pp. 10 y 13.