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Instituto de Investigación y Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Sociales (IIJ)

Sin embargo, los tribunales no siempre aplican este criterio, probablemente debido a 
que lo desconocen. Además, parece haber cierta resistencia de los juzgadores hacia la 
responsabilidad solidaria y objetivada y gravitan más hacia una responsabilidad subsidiaria 
y subjetiva. Además, mientras el segundo párrafo del artículo 1665 del Código Civil no 
sea expulsado del ordenamiento jurídico, siempre existirá la posibilidad de que se aplique 
erróneamente y a veces, como en el último caso expuesto en este apartado, la formalidad 
puede prevalecer sobre el fondo y se resultan dictando sentencias fundamentadas en una 
disposición contraria a la Constitución.

A manera de síntesis de este capítulo. Se puede afirmar que a partir de 1945 inicia el 
reconocimiento de la responsabilidad patrimonial del Estado en el ordenamiento jurídico 
guatemalteco. Históricamente dicha responsabilidad se caracterizó por ser civilista, 
subsidiaria y subjetiva. Así lo establecieron las constituciones de 1945, 1956 y 1965. A 
partir de 1985, la Constitución establece que la responsabilidad del Estado es solidaria.

La legislación ordinaria, a su vez, establece una responsabilidad estatal civilista, 
subsidiaria y de culpa objetivada; es objetivada porque la carga de la prueba de la culpa 
se invierte a favor del demandante; a su vez, la subsidiariedad se debe a que la legislación 
es preconstitucional. Consecuentemente, la norma adolece de inconstitucionalidad 
sobrevenida, pero esta debe declararse para que se le expulse formalmente del 
ordenamiento jurídico, o bien, puede ser derogada legislativamente. Mientras tanto, 
seguirán dándose complicaciones innecesarias y resoluciones contrarias a derecho.

La Corte de Constitucionalidad y la Corte Suprema de Justicia han sentado el criterio de 
que la responsabilidad del Estado es solidaria y objetivada. Se puede demandar al Estado 
directamente, exigiéndole la totalidad de la indemnización, sin necesidad de vincular 
judicialmente a un funcionario responsable, ni de probar judicialmente la culpa. Sin 
embargo, este criterio no se aplica siempre en los tribunales nacionales, probablemente 
por desconocimiento. Por esa razón, es necesario difundir este criterio y su importancia 
para que los operadores de justicia y los profesionales del derecho en general tengan las 
herramientas conceptuales necesarias para aplicar debidamente esta figura.