pero además se incluye a los organismos intergubernamentales, los
actores gubernamentales no centralizados (tales como las provincias
y los municipios) y otras entidades, como las ONG, las compañías
transnacionales, la sociedad civil organizada en distintas formas
asociativas y los individuos que dejan oír su voz tanto en su localidad
como a nivel internacional.
Ahora bien, no hay que olvidar que toda institución humana, sea
nacional o internacional, tiene como punto de partida y punto fi nal
el ser humano, pues no tiene ningún sentido un progreso material
que no tenga como referente el desarrollo humano y su existencia
social. Esta es la razón por la cual en algunas ocasiones es necesario
redefi nir el rumbo de las mismas, sea rediseñando las políticas
públicas de distribución del crecimiento económico o las políticas
institucionales de los grandes organismos internacionales, cuya razón
de ser es la convivencia humana pacífi ca, su desarrollo, el bien común,
etc. A ello, hay que agregar que las instituciones internacionales,
mundiales o regionales constituyen los cimientos internacionales
de toda la comunidad humana para solucionar los problemas más
delicados, con el fi n de promover el progreso en todos los rincones del
mundo, evitando a toda costa la injusticia, el escándalo del hambre, las
enfermedades y la miseria, así como las muertes sin sentido.
28
Además de lo anterior, y como un efecto evidente de la
mundialización, los distintos gobiernos han perdido fuerza y poder ante
el crecimiento aplastante del poderío económico de las transnacionales,
lo que ha obligado en algunos casos a los gobiernos a ceder parte de su
soberanía ante su incapacidad de responder a las necesidades actuales
de la propia comunidad internacional. Desde hace un tiempo se viene
hablando del colapso del sistema institucional nacional y de paso, el de
varios organismos internacionales que no han sabido adaptarse a los
cambios de los últimos tiempos, por lo que se vislumbra en el horizonte
28
Cfr. Concilio Vaticano II. Op. cit. prs. 84 y 88.
M.A. PATRICIA JIMÉNEZ CRESPO
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