han sustraído al concepto de justicia sus raíces transcendentes, 
separándolo de la caridad y la solidaridad: «La “ciudad del hombre” 
no se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes sino, 
antes y más aún, con relaciones de gratuidad, de misericordia y de 
comunión. La caridad manifi esta siempre el amor de Dios también 
en las relaciones humanas, otorgando valor teologal y salvífi co a todo 
compromiso por la justicia en el mundo»[7].

«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, 

porque ellos quedarán saciados» (Mt 5,6). Serán saciados porque 
tienen hambre y sed de relaciones rectas con Dios, consigo mismos, 
con sus hermanos y hermanas, y con toda la creación. 

Educar en la paz 

5. «La paz no es sólo ausencia de guerra y no se limita a asegurar el 

equilibrio de fuerzas adversas. La paz no puede alcanzarse en la tierra 
sin la salvaguardia de los bienes de las personas, la libre comunicación 
entre los seres humanos, el respeto de la dignidad de las personas y 
de los pueblos, la práctica asidua de la fraternidad»[8]. La paz es fruto 
de la justicia y efecto de la caridad. Y es ante todo don de Dios. Los 
cristianos creemos que Cristo es nuestra verdadera paz: en Él, en 
su cruz, Dios ha reconciliado consigo al mundo y ha destruido las 
barreras que nos separaban a unos de otros (cf. Ef 2,14-18); en Él, hay 
una única familia reconciliada en el amor. 

Pero la paz no es sólo un don que se recibe, sino también una 

obra que se ha de construir. Para ser verdaderamente constructores 
de la paz, debemos ser educados en la compasión, la solidaridad, 
la colaboración, la fraternidad; hemos de ser activos dentro de las 
comunidades y atentos a despertar las consciencias sobre las cuestiones 
nacionales e internacionales, así como sobre la importancia de buscar 
modos adecuados de redistribución de la riqueza, de promoción del 
crecimiento, de la cooperación al desarrollo y de la resolución de los 
confl ictos. «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos 

EDUCAR A LOS JÓVENES EN LA JUSTICIA Y LA PAZ

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