pueden comunicar pasando juntos el tiempo. Deseo decir a los padres 
que no se desanimen. Que exhorten con el ejemplo de su vida a los 
hijos a que pongan la esperanza ante todo en Dios, el único del que 
mana justicia y paz auténtica. 

Quisiera dirigirme también a los responsables de las instituciones 

dedicadas a la educación: que vigilen con gran sentido de 
responsabilidad para que se respete y valore en toda circunstancia la 
dignidad de cada persona. Que se preocupen de que cada joven pueda 
descubrir la propia vocación, acompañándolo mientras hace fructifi car 
los dones que el Señor le ha concedido. Que aseguren a las familias 
que sus hijos puedan tener un camino formativo que no contraste con 
su conciencia y principios religiosos.

Que todo ambiente educativo sea un lugar de apertura al otro 

y a lo transcendente; lugar de diálogo, de cohesión y de escucha, en 
el que el joven se sienta valorado en sus propias potencialidades y 
riqueza interior, y aprenda a apreciar a los hermanos. Que enseñe a 
gustar la alegría que brota de vivir día a día la caridad y la compasión 
por el prójimo, y de participar activamente en la construcción de una 
sociedad más humana y fraterna. 

Me dirijo también a los responsables políticos, pidiéndoles que 

ayuden concretamente a las familias e instituciones educativas a ejercer 
su derecho deber de educar. Nunca debe faltar una ayuda adecuada a 
la maternidad y a la paternidad. Que se esfuercen para que a nadie 
se le niegue el derecho a la instrucción y las familias puedan elegir 
libremente las estructuras educativas que consideren más idóneas para 
el bien de sus hijos. Que trabajen para favorecer el reagrupamiento 
de las familias divididas por la necesidad de encontrar medios de 
subsistencia. Ofrezcan a los jóvenes una imagen límpida de la política, 
como verdadero servicio al bien de todos. 

No puedo dejar de hacer un llamamiento, además, al mundo de 

los medios, para que den su aportación educativa. En la sociedad actual, 

EDUCAR A LOS JÓVENES EN LA JUSTICIA Y LA PAZ

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