después fue el Instituto Nacional de Varones fue la más importante de 
todas las obras educativas que los jesuitas emprendieron en esta época 
en Centroamérica. También, en 1869, por solicitud de los vecinos, 
se abrirá en Quetzaltenango el Colegio de San José, un centro de 
segunda enseñanza, cuya duración fue breve. 

Concluyamos. Una triple herencia, un triple tesoro parece 

atravesar la presencia de la Compañía en la historia de Guatemala. 
Por un lado, ese amor a esta tierra y a este proyecto histórico de sus 
pueblos, que supieron amar y por los que fueron amados. En segundo 
lugar, la apuesta decidida por la evangelización directa, más allá de 
las difi cultades y persecuciones. Por último, la fe en el valor de la 
educación y la cultura. A veces el componente cultural tuvo un mayor 
peso; otras, la cercanía evangelizadora, siempre el amor a Guatemala, 
mi patria querida, mi fuente y origen”, como diría Rafael Landívar. 

Tengo para mí que esta triple herencia es un hermoso tesoro a 

recoger en las vísperas de este cincuentenario de la Universidad 
Rafael Landívar. Por los jesuitas, laicos y laicas que se desempeñan en 
la evangelización, la investigación, la cultura y la enseñanza. Sin duda 
ese es justamente uno de los mensajes que nos han legado nuestros 
predecesores. Este pasado nos pide empeñarnos por el proyecto de 
este país y de su juventud, para que como Ignacio, podamos “en todo 
amar y servir
” a los demás. 

TRADICIÓN JESUITA EN GUATEMALA: UNA APROXIMACIÓN HISTÓRICA 

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