PRESENTACIÓN
Es justo reconocer que la creación y persistencia en el tiempo
de las instituciones de enseñanza jesuíticas representan un valioso
patrimonio, cultural y cristiano.
Las instituciones de enseñanza de los jesuitas surgieron y fueron
el resultado, a través de la experiencia en el tiempo, de un proyecto
originario, el de la disponibilidad al servicio de la Iglesia, comprometida
por siete jesuitas en Montmartre en 1534, y pensada en tiempos
difíciles y para tiempos difíciles. Fue justamente la experiencia de
esos tiempos, la que hizo descubrir a los primeros jesuitas, lo mismo
como profesores que como alumnos, sus instituciones de enseñanza,
de las que hoy somos nosotros sus herederos. Hoy somos nosotros el
universo jesuítico enseñante en este apasionante siglo XXI.
En este orden de ideas, las instituciones de enseñanza de los
jesuitas se confi guran como un instrumento mediato y surgido, con
los hechos y la experiencia, del proyecto apostólico de San Ignacio
pensado en tiempos complejos y para tiempos complejos, como
traducción concreta del ideal jesuítico originario de la disponibilidad
al servicio de la Iglesia.
Para ello, las instituciones de enseñanza de los jesuitas crecieron,
pronto y rápidamente, con una doble vocación de servicio, el de la
formación humanista y cristiana de sus discípulos y, también, el de la
irradiación cristiana y cultural en las ciudades en que se implantaban
los colegios y en la sociedad en general.
En este sentido, las instituciones de enseñanza de los jesuitas
se situaron desde el principio, vocacionalmente, en la vanguardia
cultural del momento. Por un lado, asumieron el humanismo
IX