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Acceso a la tierra para las mujeres en Guatemala

Revista Estudios Sociales n.

o

 83, ISSN 1409-4819, pp. 27-50

decisiones, tendrían que posicionar los derechos de las mujeres en equilibrio 

y complementariedad efectiva con los de los hombres, tanto en su dimensión 

personal como colectiva. 

2.3 El fundamentalismo de mercado es estructuralmente excluyente 

para las mujeres 

El modelo de disposición de la tierra, en Guatemala enfrenta limitaciones 

estructurales por la acumulación,  concentración de la propiedad y su uso. Si 

para los hombres es muy difícil adquirirla, para las mujeres es casi imposible. 

Por ello, es necesario abrir otros mecanismos de acceso, más vinculados a la 

gestión del espacio territorial y a la articulación de otras figuras organizativas, 

tales como las tierras comunales y cooperativas; que desde lo colectivo 

permitan una mayor participación de las mujeres en la producción y la gestión 

de la tierra y otros bienes de la naturaleza; el agua y los bosques, por ejemplo.

Estos son procesos alternativos y deben diferenciarse del fundamentalismo 

de mercado que, en caso de la política de acceso a la tierra, conduce a un 

callejón sin salida. Implica repensar el papel social de la propiedad de la 

tierra y las políticas que deberían desarrollarse, vinculadas a dos derechos 

fundamentales: el acceso al trabajo y a la generación de ingresos propios para 

las mujeres, y el derecho a la alimentación del conjunto de la población. 

Frente a estas estructuras de poder, las mujeres rurales, indígenas y 

campesinas se han  quedado solas. Aunque en la actualidad la agenda política 

del movimiento de mujeres y feminista es muy amplia, es preciso lograr 

una mayor articulación de las demandas y de las reivindicaciones para las 

mujeres indígenas, campesinas y rurales, colocándolas oportunamente en las 

propuestas de desarrollo, de gestión territorial, de fomento económico local 

y de justicia social.

El movimiento feminista y de mujeres, en conjunto con los organismos para 

el desarrollo a nivel nacional e internacional, la academia y particularmente el 

movimiento campesino, pueden y deben actuar ante la desigualdad que afecta el 

acceso, tenencia y propiedad de la tierra y otros medios de vida para las mujeres.