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Ana Patricia Castillo Huertas
Revista Estudios Sociales n.
o
83, ISSN 1409-4819, pp. 27-50
Los elevados precios incrementan la deuda agraria, lo cual hace
prácticamente imposible que los grupos puedan cumplir con el pago
del crédito recibido. Esta es una de las razones que limita también la
participación de las mujeres, ya que si ellas acceden, junto con sus parejas
como propietarias, deben cubrir dos cuotas por familia. El Fondo de
Tierras se ha visto obligado a implementar un plan de reestructuración de
la deuda, que en el año 2013 incluyó a 1 075 mujeres que representan el 18 %
del total de participantes (5 909 familias). Según información del Fondo de
Tierras, las comunidades son apoyadas a través del Programa Comunidades
Agrarias Sostenibles, en el cual la participación de las mujeres es menor,
debido a que ellas no son «beneficiarias directas» del Programa de Acceso
a la Tierra y Desarrollo Productivo. En el componente de formación de
gestión comunitaria solamente han sido capacitadas como gestoras treinta
y ocho mujeres, que representan un poco más del 30 % de los participantes;
mientras, en el componente de asistencia técnica, la participación de las
mujeres desciende hasta un 8 % con 130 mujeres participantes
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.
El Fondo de Tierras impulsa, además, un programa extraordinario de
apoyo a la producción de granos básicos: Triángulo de la Dignidad. Este
nombre se eligió porque, en principio, estaba integrado por tres componentes:
fondo de crédito, asistencia técnica y compra de la producción por parte
de otros programas gubernamentales. Según personal técnico del Fondo
de Tierras, no se ha llevado a cabo la asistencia técnica, como tampoco la
compra de la producción excedente. Los motivos son, para el primero, la
falta de recursos financieros; para el segundo, porque el Ministerio de
Agricultura, principalmente, no cuenta con condiciones de infraestructura,
administrativas, financieras y técnicas para acopiar y reservar granos básicos.
Existen, también, limitaciones institucionales y legales debido a restricciones
previstas en la Ley de Compras y Contrataciones del Estado.
En este programa han participado 29 249 mujeres, quienes representan el
35 % del total de los 83 547 créditos otorgados entre los años 2012 y 2014. Para
acceder al programa es necesario que quienes solicitan los créditos cuenten
con tierra para producir granos básicos, situación que coloca a las mujeres en
desventaja, ya que la mayoría de campesinas no cuentan con tierra propia.
Los indicadores de género en los programas a cargo del Fondo de Tierras se
reflejan en el cuadro 9:
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Fondo de Tierras, Ley del Fondo de Tierras, citado en: Ana Patricia Castillo Huertas «Las
mujeres y la tierra en Guatemala: entre el colonialismo y el mercado neoliberal» (Tesis de
maestría Flacso, 2015), 134, http://biblioteca.flacso.edu.gt/library/images/e/ea/TESIS_ANA_
PATRICIA_CASTILLO_HUERTAS.pdf